MICHAEL MONROE - HORNS AND HALOS


Rock will never die. Que bien queda eso verdad, y al menos, se sigue cumpliendo, aunque ultimamente estamos sumando muchisimas bajas que nos están mermando el carro de idolos vivos. Aún así, mientras hay vida hay esperanza, y en mayor o menor medida, van saliendo nuevas generaciones, que deciden enarbolar el rock and roll por bandera, como continuación de aquellos que año tras año van cumpliendo discos y canciones acumulados. Siempre dentro de las estrellas del rock, están aquellos que tienes como referencia, como ese vagón de metro que te lleva a ese lugar donde sabes que te sentiras seguro, rodeado de los tuyos, gente que se ha labrado con sus canciones y con sus hechos, esa leyenda, que será más o menos reconocida, más o menos laureada masivamente, pero ante la que nadie puede sentir la más mínima duda.


Uno de esos lobos del rock and roll, que ademas pusieron el norte de Europa en el globo rockero cuando nadie peregrinaba hacia esas tierras buscando a los salvadores del rock, fue Michael Monroe y Hanoi Rocks, una de esas bandas, que si amas el rock callejero y glamouroso, tienes que amar si o si, sin reservas. Caí a los pies de esta banda, desde que la descubrí, como me pasó con Aerosmith, Georgia Satellites o Guns n Roses, y cuando Michael sacó en el 89, su "Not fackin it", creo que ha sido uno de los discos que más he escuchado en mi vida, y sigo escuchando, una patada en el culo, a todas esas nuevas bandas maquilladas y cardadas (algo que Hanoi ya venian haciendo desde antes que muchos descubriesen las power ballads y la MTV.


Y es que, Monroe siempre ha tenido ese algo especial, con Hanoi, con sus discos en solitario y esos dos pedazos de grabaciones que se marcó con Demolition 23 y Jerusalem Slim. Lo suyo siempre ha sido el rock directo, macarra, glam, deudor del hard clásico americano y del punk de gente como Thunders. Cada vez que la noticia, es que Monroe vuelve al estudio de grabación, se abren los infiernos, aun me siguen sonando los ecos del "Sensory Overdrive", y madre mia, que cañonazo es este jodido "Horns and halos" que el de Helsinki se ha sacado de la mano o de las pelotas. Que te acompañen unos tipos como Dreggen, Sami Yaffa, Steve Conte y Karl Rockfist, comandados por el mismisimo Monroe, ya es seña apocalíptica, de que esto no puede ser cualquier cosa, y creedme, no lo es.

Aqui no hay concesiones ni tonterias, Monroe ni lo permite ni lo necesita. 13 canciones sin piedad, de lo que mejor sabe hacer y donde es de los mejores que te puedes echar a la cara. Desde las guitarras de ese "TNT diet" que abre el disco a toda mecha, incendiando todo aquello que se le cruza por el camino, con un Monroe desbocado y un estribillo marca de la casa. "Ballad of the lower east side" seguro que ya la conoceis, con unas guitarras fantásticas y ese himno semi punk en la voz de Michael. Monroe dió a conocer el tema "Eighteen angels", rock directo, efectivo, chulesco. ¿Que vas a hacer este sabado?, sea lo que sea, no olvides subir el volumen y que tus altavoces escupan esos ritmos hard rockeros de "Saturday night special".


Cuando juntas a cinco tios que son una puta bomba, te salen cosas como "Stained glass heart", imposible no convertirte en adicto a esta ración de drogas en forma de canciones. El tema título, posee guitarras hirientes, y esa forma de cantar, que indica aqui estoy yo, y esto es lo que hay, y lo que queremos, añadiria yo. Quizás Michael ya haya olvidado su adicción a las anfetas y al caballo, pero toda aquella energia la ha transformado en su música. Una de mis canciones favoritas de este disco es "Child of the revolution", puro rock, glam rock o como quereis llamarlo, pero engancharos a ese estribillo, no perdais tiempo. Sube el volumen, porque la cruda "Soul surrender", ni ninguna otra, son para escuchar de fondo.

"Half the way" es pegadiza, menos afilada que las anteriores pero igual de intensa igual que le ocurre a "Ritual", canción que poco a poco se ido conviertiendo en otra de mis favoritas del disco. Manos arriba y orejas descubiertas, escuchad el riff de "Hands are tied", rock and roll en estado puro, infecioso y sucio. Seguimos para bino con "Happy neverafter", otro pildorazo de hard/glam, propio del mejor Monroe, y es que si algo hay claro, es que su presencia es inconfundible en todas y cada una de las canciones, que nadie piense que a estas alturas, Michael necesita mirarse en el espejo de otros.


Llegamos al final del disco, con "Don't block the sun", que pone final a este "Horns and halos", que desde ya, seguro que a final de año, estará entre mis favoritos de 2013. Monroe ha vuelto, no, esa expresión no es exacta, porque el finés, jamás se ha ido, Monroe sigue demostrando estar en una forma acojonante, se ha buscado una banda a su altura, y se ha marcado un disco de los que vas disfrutando, más y más, con cada escucha, con cada absorción que haces de sus canciones. Monroe no inventa nada, porque ya ayudó en su dia a inventarlo, simplemente es él mismo, en su mejor versión.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Muy buenas! A nivel compositivo, hay algún tema de/con Ginger? Su mano se dejaba notar en el Sensory Overdrive; mi favorito junto con el de Demolition 23.

Un saludo.

Manu.
Rockologia ha dicho que…
Ganas tengo de echarle la oreja a este trabajo... ¡Monroe, un incombustible! De lo más auténtico que te puedes encontrar en el panorama rock, ojalá esas bandas nuevas de las que hablas mantuvieran su nivel musical y vital.
PUPILO DILATADO ha dicho que…
Madre mía bro'! Si ya le tenia ganas a este album, con la reseña de 'mafia boy' y lo acojonante y pasional que te ha salido la tuya me hacen preguntarme qué hago perdiendo el tiempo en la blogosfera y no me voy de cabeza al 'soulseek' a por este "horns & halos" antes de qué me llegue original...aguantaré?!?

Te felicito por el texto rock'n'roller!