URIAH HEEP - Firefly 1977

Lo mejor de estos fríos días que nos invaden -si, ya se que es propio de la estación en la que estamos que los días no sean precisamente calurosos, y que los del norte estáis acostumbrados a pinchar los filetes con estalactitas, pero al sur del sur, hacía tiempo que no sacábamos los jodidos abrigos del armario- es que te quedas en casa y al menos yo, comienzo a rebuscar más de costumbre entre mis discos, voy sacando unos y otros, buscando algún disco de esos que vete a saber por que, llevo ya bastante tiempo sin dejar que su sonido inunde mi espacio a través de mis maltratados altavoces. En medio del caos que representa la organización de mis estanterías, cuando intento localizar algo en concreto, al final siempre termino dando con algo que no debería estar ahí y que termina siendo el protagonista del momento, del calor del momento como cantarían Asia en su día, a quienes por cierto, vi hace poco decorando la pared de un tipo en una película, una comedia llamada "Virgen a los 40" o algo así, aunque eso es harina de otro costal (y sonaba la canción también, si señor).


Esta vez mis dedos se para ipso facto en uno de esos discos cuyos autores son una de las mejores bandas que jamás diese el hard rock, una de esas bandas que cualquiera al escuchar como los nombras te dirá que son grandiosos, pero que muy pocos son capaces de nombrar  cinco canciones seguidas sin pararse a pensar. Destinados a un trono que posiblemente hubiese sido suyo de no existir Deep Purple, pero afortunadamente, Blackmore decidió un día llenar nuestras vidas de gloria, pero eso no evita que seamos muchos los fans de Uriah Heep. Rescato hoy este disco del 77, que amo sobre todas las cosas, no solo por poseer un puñado de canciones capaz de hacer palidecer a cualquiera, además porque posee una de esas baladas que se graba a fuego, que es capaz de hacer sentir al más duro, como es "Wise man", y por ello me decidió por él, a escasos milímetros de otras joyas intemporales grabadas por la banda. ¿Es una de las claves de este disco John Lawton?, pues posiblemente lo sea.

Y porque en pleno temporal punk, grabar esta joya sin alejarte de tus convicciones, también muestra tener un buen par de pelotas. "Firefly" llegaba después del revés que significó "High And Mighty", que llevó a la piedra de sacrificios a David Byron y a John Wetton, aunque este último ya no se encontraba demasiado a gusto dentro de la banda. Con dos nuevos miembros, Trevon Bolder al bajo y el inmenso John Lawton a las voces, sin dejar de lado su raíz progresiva, se acercaban a las melodías, al hard rock, a lo que ese mismo año hacian Boston, y es que "Who needs me" siempre me ha emparentado a los de Mick Box con los de Tom Scholz, otra de mis bandas fetiche. "The hanging tree" abre el disco, con esos sintetizadores, el sonido del bajo y la voz en primer plano de un Lawton del que, por si no os habéis dado cuenta ya, me declaro fan absoluto, y es que solo hay que escucharle cantar ese estribillo para rendirse a sus pies.

"Been away too long" juega con ese acercamiento al a.o.r., gracias a ese fabuloso teclado y de nuevo la voz. "Who needs me" es puro hard rock pleno de melodía que da paso a esa canción de piel de gallina que es "Wise man", de nuevo robando el protagonismo el dúo voz/órgano. Vuelven las guitarras al primer plano con "Do you know", riff marcado en pleno combate con los teclados, hard rock de primera. "Rollin on" es un precioso medio tiempo, con una música maravillosa. "Sympathy" ahonda en la faceta más progresiva de la banda, sonando todos y cada uno de forma extraordinaria, y una guitarra de Box luciéndose. La canción que da nombre al disco te atrapa, si eres capaz de cerrar los ojos y dejarte llevar por su magia, embarcarás en un viaje del que no querrás regresar.


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