WINGER 25 ANIVERSARIO


Nos vamos haciendo viejos, o mayores, o como querais llamarlo, no en espíritu pero si en años. Me voy dando cuenta viendo esos discos que he escuchado tantas veces, y que no envejecen nunca, pero como van cumpliendo y yo a su lado. Hoy hace 25 años que se lanzaba uno de mis discos favoritos de hard rock melódico, el debut de Winger, titulado como la propia banda. Me compré este disco sin haber escuchado nada de él, como hacia tantas veces en aquellos años sin youtube, spotify y redes sociales. Reconozco que compré este disco tan pronto me encontré con él en la tienda de discos porque era la banda de Kip Winger, y yo en aquellos años, estaba muy enganchado al "Raise your fist and yell" de Alice Cooper, donde tocaba el bajista.

Reconozco que era al único que conocia del grupo y desconocia que junto a un buen puñado de grandes canciones, me iba a encontrar con un buenisimo guitarrista como es Reb Beach, que completaba la formación junto a Rod Morgenstein a la bateria y Paul Taylor a los teclados y guitarras. Lo cierto es que este disco lo tenia todo para llegar a lo más alto, lo principal, buenisimas canciones que demostraban, que aunque la banda tuiviese una estupenda imagen, por encima de todos eran grandes músicos. Es curioso, porque cuando el hard rock entró en aquel bache de popularidad, Winger fue una de las bandas mas ridiculizadas, apelando a sus permanentes y su imagen de chicos guapos, obviando que eran músicos de un nivel, al que jamás llegarian muchos de los que se reian de ellos en plena eclosión del grunge.


Winger, el disco, está lleno de hits en potencias, temas con estribillos pegadizos como "Seventeen" o "Madalaine", canciones melódicas como "Hungry", temas rockeros como "Time to surrender" con unas guitarras buenisimas de Beach, todo un descubrimiento en este disco, demostrando la calidad que atesoraba y que gracias a ello, nunca le ha faltado un sitio en grandes bandas, habiendose acoplado a Whitesnake desde hace bastantes años, sin dejar nunca de lado su relación con Kip. El único punto negativo del disco, a mi parecer, es esa mediocre versión de "Purple haze", que ante tanta buena canción propia, sobraba un cover, aunque es de alabar, que diesen muestra de su pedigrí rockero, enfrentandose a un clásico, en el que colabora con las guitarras el hijo de Frank Zappa.

En definitiva, 25 años de un gran disco, que sigue sonando igual de fresco que cuando me lo compré. Que gusto mirar el vinilo y recordar tantas historias con estas canciones de fondo. Kip siempre ha seguido al pie del cañón, demostrando a los que intentaban ridiculizarle que ahí sigue, mientras muchos de ellos (músicos) ya nadie se acuerda de ellos y otros (prensa) ahora bailan al son de lo que les dicen que tiene que sonar, o incluso muchos, se han redimido de cara a la galeria, volviendo a decir digo donde dije Diego. Ya sabeis como funciona este negocio. 25 años que no son nada cuando se trata de buenas canciones, 25 años que nos hemos bebido de un sorbo, esperando echarnos en la espalda otros 25 o los que haga falta.


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