THE STATESBORO REVUE - RAMBLE ON PRIVILEGE CREEK


En el momento que te das cuenta, de que llevas varios días, en los que echas mano del mismo disco, que te dejas llevar por sus canciones cada vez que necesitas perderte entre acordes, está claro, que ese disco no es otro más de tu colección, ni otro más que cae en tus manos, y quien sabe cuando volverá a colocarse en su hábitat natural, que no es otro que el reproductor de tu equipo de música, dando libertad a sus sonidos a través de tus altavoces, ya sea para desatar la tormenta que recorra tu espina dorsal, o bien, desate esa calma encadenada, donde resguardarte al son de unos acordes, que un tu más cercana intimidad, quizás piensas que podrían haber sido escritos para ti.


La magia está en el aire, sobre todo, cuando este se vuelve canción y te envuelve hasta el punto de conseguir crear esa unión, de la que sabes que no deseas volver a escapar, y si lo haces por un instante, será a sabiendas de que tendrás que regresar. Y yo llevo varios días, refugiándome en ese barco fondeado en medio del bosque, junto a una hoguera, que ilustra la portada de “Ramble on privilege creek”, el nuevo disco de The Statesboro Revue, una ración de rock, blues y todo aquello que se da la mano en aquellos sonidos procedentes de las raíces donde todos deseamos volver.

Guitarras acústicas para “Fade my shade of black”, ritmos empapados del viejo rock and roll, con las raíces americanas bien incrustadas en sus huesos y una armónica que cobra vida propia. Ese bajo que cobra protagonismo en “Huck Finn”, recupera la tradición del rock en el country, a base de una grandísima melodía. Una Steel guitar, coros femeninos, un estribillo southern y esa voz narrando historias a cámara lenta, son los ingredientes para una balada para cantar en las solitarias noches del valle, llamada “Cold november”. Abre la puerta que entre el rock and roll con “Till I leave” , que me recuerda a Led Zeppelin, sobre todo en la voz.


Sigamos entre los grandes del rock and roll, esta vez, las influencias parecen palpables de The Black Crowes, con el fantástico “Half mile to Lincoln”, sobre todo con ese estribillo y ese piano. “Live a Little” regresa hacia el sur, hacia el southern rock, lento y a la vez potente, en un intenso medio tiempo con un gran y sentido solo. “Lil Mary’s last stand” es grande, a pesar de su aparente sencillez, campestre, con ese banjo y esos coros. Uno de mis favoritos de este disco, que me ha atrapado sin remisión, es la bella “Isabella”, violín incluido, acústicas, casi puedes imaginarte junto a una hoguera escuchando a la banda tocarla con toda su alma en el empeño. Enorme. Más aromas sureños para “Love run easy”, a lo Lynyrd Skynyrd, con un muy buen estribillo, dan paso a “Another day in Rome”, vuelve a sumergirse en el feeling de otro preciso, precioso y sentido medio tiempo. Casi sin darte cuenta, te encuentras casi al final del disco, donde suena “Wildflower”, sureña, country, contadora de historias desgarradas. The Statesboro Revue despiden este disco a ritmo de rock and roll, con “Hands on the sun”, dejándome la sensación, de que en cuanto suene la última nota, tendré que volver a pulsar el play, porque se me sigue haciendo corto.

Este Ramble on privilege creek, se ha convertido en compañero de viaje durante esta semana, y amigos, eso son cosas que no se olvidan. Aquí no haY inventos, ni ganas de que los haya. Solo rock, blues, country y todo aquello que es capaz de hacerte sentir, que sigues amando este veneno llamado rock.

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