POR AMOR A LA MÚSICA: JAVIER RUIBAL - LAS DAMAS PRIMERO
Esta semana le toca a Josi de 67 Rockbiker dar el banderazo de salida a una nueva ronda de P.A.A.L.M., y su criterio nos ha guiado, a dirigir las entradas de esta semana sobre ese instrumento que es el piano, en manos de algún músico de jazz involucrado en un disco de pop o rock. Pienso así a la ligera en "Piano man" de Billy Joel y el de Ana Belén también. Sam tocando sus melodías para Rick en Casablanca. Mis paisanos, Felipe Campuzano, vale, nacido en Baleares, - como dijo Antonio Burgos, los gaditanos nacemos donde nos da la gana -, Chano Dominguez o Jesús Lavilla, este último, de La Isla (San Fernando), un tipo que a los 7 años comienzó a tocar el piano y a los 9 ya estaba en el Conservatorio Manuel de Falla. A los 13 monta su primera banda y a partir de ahí, y no pararía. Sus manos han estado al servicio de gente como Tito Alcedo, Alfonso Gamaza, Carles Benavent, Jorge Pardo, Jerry González o Martirio. Y además, gaditano, lo que me llena de orgullo.
Aunque nunca me mueva ninguna nacionalidad ni bandera, ni hayan conseguido hacerme desfilar o que mi sangre hierva, si que tengo un lugar muy especial para mi patria chica, como dirían algunos, vaya donde vaya, siempre me he sentido muy orgulloso de ser gaditano, mi gente, mis costumbres, que se amontonan en un pequeño rincón al sur de este país. Cuando vivía en Madrid, en el barrio de Malasaña, compartía piso con dos paisanos, con los que durante un par de años, inundamos aquel pequeño y viejo piso de risas e historias que guardar en el baúl de los recuerdos. En mi pequeño dormitorio, y cuando digo pequeño, creedme que realmente lo era, convivían además de mi ropa, mis discos, mis libros y alguna que otra cosa más, desafiando el espacio disponible de manera que ninguna ciencia seria capaz de explicar, tenia mi pequeño remedio contra la morriña, que me atacaba de vez en cuando, como supongo, que le pasa a todo aquel, que vive lejos de los suyos y de su hogar.
Pegada en un destartalado armario, reposaba una fotografía de esa República de Barquitas, que es la gaditana playa de La Caleta, una foto que hice hace muchísimos años un día de playa, y que me servía de guía, referente para cerrar los ojos y oler el mar, su aroma a sal, sentir en la piel el calor de su arena. Si algo he echado de menos cuando he estado lejos de mi tierra, ha sido el mar, su brava grandeza, incluso estando en sitios bañados por tal precioso elemento, echaba de menos sus frías aguas. Aquellos recuerdos y pensamientos paseaban por la Bahía. La música corría a cargo del portuense Javier Ruibal. Sus versos hechos canciones me ayudaba a llevar mejor esos momentos, en los que uno se convierte en Doroty y busca Toto para decirle, que no hay nada como el hogar.
"Las damas primero" de Ruibal, se convirtió en mi puente hacia la Bahía, ese arco iris en cuyo final se encontraba la olla repleta de oro. Era escuchar "¡Ay!, que me importa a mí el levante, si nos vamos por la orilla. Yo vivo el sueño del navegante, y sueño que te llevo la sombrilla" de "Toito Caí lo traigo andao" y las penas eran menos. Javier no es un cantautor al uso, lo suyo es el flamenco aunque no lo sea, porque en su brisa marinera soplan el jazz, el pop, el rock y todas aquellas músicas que como las aguas besan las costas para impregnarlas de su sal. Es un cantautor urbano, pero no de ladrillos y asfalto, sino de dunas, arena y piedras ostioneras. De El Puerto a Cádiz, pasando por San Fernando, donde se encuentra para este disco, con el piano de Jesús Lavilla, que como buen "cañaiña" deja su sabor a bahía en todo el disco, con su piano, teclados y arreglos, como en la movida "Vinos y besos", donde el poeta te canta "Y entre la luna y el ordenador, la televisión y la vida interactiva, por aqui ya no hay quien pase, ¡que me parta un rayo laser!, que te fuiste de mi vida"........ junto al piano acústico de Jesús.
De Cádiz a Granada viajamos con "Por la puerta de Elvira", donde nos cuenta que llevará luto la luna. En este disco encontramos a gente como Tito Alcedo o Alfonso Gamaza, que acompañan al portuense en su viaje por todos aquellos lugares sugerentes para él, como esa historia árida de "El naufrago del Sahara".... "Dame el duende de las dunas, dame a beber una a una las lagunas de esta luna de limón agria para mi garganta, pero clara y dulce para el corazón". El laud árabe de Tito Alcedo y los arreglos de cuerda de Jesús Lavilla, dan paso a la conocida "Isla mujeres". Salta a escena "Carmen" con "De tus idas y venidas, yo era el tonto que, a diario, se maltrataba la vida esclavo de tus horarios"...."Que peligro Carmen uno solo de tus besos", con ese sabor a jazz que envuelve a todo el disco. A rock andaluz me sabe "Guárdame", a Alameda, a Triana..."Guárdame el licor azul del alba, y el balcón de los suspiros, por la seda de tu espalda, para volver sin respiro, ya tu boca por mi cuello y mi mano por tu falda".
"Esta hora de besos" siempre me ha recordado a ese gaditano parido en Granada, a ese granadino que se enamoró de Cádiz, Carlos Cano y su aire a copla. "Dama de mis días" es Ruibal en estado puro, cantando y contando historias de amor con esa melodía que le sale de forma natural... "Tu boca como un precipicio y arrojándome a las olas, derramo perlas por tu vientre, soy por tu lengua caracola". "Erase allí tan cerca", vuelve a tener aroma a rock, mientras Ruibal sigue recitando su letanía de piropos.."Erase de un vértigo de estrellas, en un círculo perfecto. Y el amor, un relámpago en el centro, que en mis brazos te rendía..".
"Sueña" y la preciosa "Aurora",..."Fueron de lunes a jueves, un derroche de claveles, una sobredosis de pasión. Un infierno de relojes, acechaba las ventanas, solo quiero oir tu corazón.."..."Yo sigo ardiendo en la misma llama" con su duende flamenco. Termina el disco, y vuelvo a ser aquel que no cree en fronteras, banderas o himnos, aquel que se sientre parte de un todo y que le gusta mezclarse con la gente, sea de donde sea que viniesen. Pero cuando algo aquí dentro, me de un pellizco y me diga, "quillo, acuerdate de donde eres", que nadie tenga la menor duda, que pienso perderme por la orillita de la playa, mientras suenan las canciones de Javier Ruibal.
Comentarios
Enhorabuena amigo, bello post.
Y también estoy contigo en eso de que hay que reivindicar "la patria chica", sin banderas, sin fronteras y sin ostias en vinagre, tu familia y tu gente no necesitan símbolos.
Dicho todo esto, el señor Ruibal no es mi rollo. Y más por cantautor que por el flamenco... qué le vamos a hacer, no se puede tener todo, jajaja.
Abrazo fuerte!
A+