POR AMOR A LA MÚSICA - EXODUS "BONDED BY BLOOD"
Por todos los demonios,como estoy disfrutando esta ronda de PAALM, en la que estamos revisitando los catálogos de compañias discográficas. Me está haciendo rememorar los momentos más metálicos que siempre me han rodeado por un lado o el rock and roll más salvaje en el caso de otros. Esta vez, Josi, maestro de ceremonias semanal, se ha decidido por otro de esos sellos que se encargó de proveer mi estanteria de vínilos primero y cds después, Music for Nations, que aunque tiene una parrilla de bandas bastante desigual en cuanto a sonidos, yo me quedo con su faceta más metálica, por supuesto. Y como no quiero perder la oportunidad, que mejor que lanzarme hacia aquellos años de mitad de los 80, aquella explosión que vivió el heavy metal, con bandas dispuestas a conseguir el cetro de la gloria, a base de creatividad y velocidad a raudales, que fue el thrash metal.
Hay una cantidad alucinante de buenos discos de esos días, donde unos jovenes Metallica habían roto moldes, y junto a ellos, Megadeth, Anthrax y Slayer, como los grandes dioses de una generación de jovenes, dispuestos a llevar el heavy metal que habían aprendido, en su mayoría de las bandas británicas de la NWOBHM a un nivel superior, y alejarse de ese acercamiento a la comercialidad que daba a pasos agigantados el hard rock, e incluso alguna que otra banda de heavy metal tradicional. San Francisco se convirtió casi de pronto en la tierra prometida, pero no era el único lugar de donde aparecian nuevos guerreros, con guitarras afiladas, baterías al límite y voces que desprendian agresividad.
Pero entre todos aquellos discos, que nos pasabamos de mano en mano en aquellos días, bien comprandolos por catálogos, bien en gastadas cintas de cassettes, donde grababamos esos sonidos que nos iban acompañando en el encuentro con la realidad de ir haciendose mayor, hay un disco que para mi siempre estará en un altar, porque lo sigo considerando, junto a "Kill'em all" y "The Ultra Violence" de Death Angel, mis tres discos debuts favoritos de thrash metal. Ese disco pertenecia a unos tipos de San Francisco, que saltaron a la fama, porque su guitarrista, se largaba para sustituir a Dave Mustaine en Metallica. Exodus aún no habían grabado, pero ya muchos conociamos su nombre gracias a Kirk Hammet. Su lugar junto a Gary Holt, lo ocupaba Rick Hunolt, junto a Rob McKillop al bajo, Tom Hunting a la bateria, y el tristemente desaparecido Paul Baloff a la voz.
1985 vió como "Bonded by blood" sacudia las cabezas de todos aquellos, que estupefactos, nos acercabamos a aquel engendro, que ya desde su portada, te hacia sentir que allí había algo que no era un disco más. Riffs asesinos, la voz de Paul, que trás el disco, seria expulsado de la banda, por sus problemas con las sustancias, que le llevarían en 2002 a una sobredosis, que lo dejaria en coma, del que ya nunca saldria, falleciendo en febrero del mismo año. Pero antes, nos dejó una auténtica lección de violencia, por su forma de cantar, de convertir su voz en un misil más, de esa ametralladora que era aquel disco debut de Exodus, once cañonazos dispuestos a llevarse por delante al más pintado.
Un disco que abría con el tema título, "Bonded by blood", y ya no había marcha atrás posible. Trece años tenía en aquellos momentos, de los que han pasado ya la friolera de 29 años, y aún sigo sintiendo un escalofrio recorrer mi espina dorsal, cuando esos riffs, cual explosión nuclear se lanzan en una carrera sin frenos, con la batería de Hunting, al que parece que se le vaya a ir la vida por momentos, de la potencia con que golpea. Un puto clásico del thrash metal en toda regla. "Exodus" es el segundo corte, que demuestra que Gary y Rick jugaban con fuego con sus riffs, mientras la voz de Paloff era otro instrumento más al servicio de esa velocidad endiablada que eran capaces de conseguir, sonando como unos Venom mil veces más potentes y conscientes de lo que estaban capacitados para hacer.
Hay una cantidad alucinante de buenos discos de esos días, donde unos jovenes Metallica habían roto moldes, y junto a ellos, Megadeth, Anthrax y Slayer, como los grandes dioses de una generación de jovenes, dispuestos a llevar el heavy metal que habían aprendido, en su mayoría de las bandas británicas de la NWOBHM a un nivel superior, y alejarse de ese acercamiento a la comercialidad que daba a pasos agigantados el hard rock, e incluso alguna que otra banda de heavy metal tradicional. San Francisco se convirtió casi de pronto en la tierra prometida, pero no era el único lugar de donde aparecian nuevos guerreros, con guitarras afiladas, baterías al límite y voces que desprendian agresividad.
Pero entre todos aquellos discos, que nos pasabamos de mano en mano en aquellos días, bien comprandolos por catálogos, bien en gastadas cintas de cassettes, donde grababamos esos sonidos que nos iban acompañando en el encuentro con la realidad de ir haciendose mayor, hay un disco que para mi siempre estará en un altar, porque lo sigo considerando, junto a "Kill'em all" y "The Ultra Violence" de Death Angel, mis tres discos debuts favoritos de thrash metal. Ese disco pertenecia a unos tipos de San Francisco, que saltaron a la fama, porque su guitarrista, se largaba para sustituir a Dave Mustaine en Metallica. Exodus aún no habían grabado, pero ya muchos conociamos su nombre gracias a Kirk Hammet. Su lugar junto a Gary Holt, lo ocupaba Rick Hunolt, junto a Rob McKillop al bajo, Tom Hunting a la bateria, y el tristemente desaparecido Paul Baloff a la voz.
1985 vió como "Bonded by blood" sacudia las cabezas de todos aquellos, que estupefactos, nos acercabamos a aquel engendro, que ya desde su portada, te hacia sentir que allí había algo que no era un disco más. Riffs asesinos, la voz de Paul, que trás el disco, seria expulsado de la banda, por sus problemas con las sustancias, que le llevarían en 2002 a una sobredosis, que lo dejaria en coma, del que ya nunca saldria, falleciendo en febrero del mismo año. Pero antes, nos dejó una auténtica lección de violencia, por su forma de cantar, de convertir su voz en un misil más, de esa ametralladora que era aquel disco debut de Exodus, once cañonazos dispuestos a llevarse por delante al más pintado.
Un disco que abría con el tema título, "Bonded by blood", y ya no había marcha atrás posible. Trece años tenía en aquellos momentos, de los que han pasado ya la friolera de 29 años, y aún sigo sintiendo un escalofrio recorrer mi espina dorsal, cuando esos riffs, cual explosión nuclear se lanzan en una carrera sin frenos, con la batería de Hunting, al que parece que se le vaya a ir la vida por momentos, de la potencia con que golpea. Un puto clásico del thrash metal en toda regla. "Exodus" es el segundo corte, que demuestra que Gary y Rick jugaban con fuego con sus riffs, mientras la voz de Paloff era otro instrumento más al servicio de esa velocidad endiablada que eran capaces de conseguir, sonando como unos Venom mil veces más potentes y conscientes de lo que estaban capacitados para hacer.
El hermanamiento maldito de sangre, sigue adelante con "And then there were none" y esos coros que dan mucho juego, y además rompen con ese ataque monocorde a base de brutalidad sutil. Jamás un título fue tan acertado como "A lesson in violence", donde de nuevo los endiablados riffs, secundados por esa batería, te golpean directamente en la cara, mientras que la entrada de Baloff, no hace más que elevar el grado de agresividad que la canción profesa. Baloff canta, te enseñaré una lección en violencia que no olvidarás pronto, y valgame si tenía razón. "Metal command" tiene ese riff inicial, heredado de los sonidos más clásicos, legado de gente como Judas Priest, hasta que Baloff hace acto de presencia, para traernos uno de los estribillos definitivos del thrash metal.
Nos encontramos de frente con otra de la canciones inmortales de Exodus y de este disco, "Piranha", con unos riffs alucinantes y la ferocidad de los temibles carnivoros marinos, se ha convertido en otro de esos himnos metálicos imprescindibles. ¿Que es esto?, es lo que pensé la primera vez que comenzó a sonar "No love" con sus apergios que parecían traernos una balada, en medio de semejante tormenta sónica, pero no temais, es solo la entrada a otro riff magistral, inspirado en tonalidades más cercanas al metal más clásico, que les había influenciado unos años antes. Otro enfrentamiento de riffs y unas guitarras inspiradísimas, dan la clave para entender "Deliver us to evil", con un desquiciado Baloff.
"Strike of the beast" ponía punto y final al debut de Exodus y de que manera, de nuevo con un Baloff al límite, y es que, a pesar del buen trabajo vocal que hay que reconocer a Steve Zetro Souza, y ese grandísimo disco, que es también "Pleasures of the flesh", ya no volvieron a conseguir ese rito apocalíptico que supuso este "Bonded by blood", con una rabia contenido mezclada con la inocencia e ilusión de un disco debut, con el que estás dispuesto a comerte el mundo y dejar en pañales a todos aquellos, que osan a intentar competir contigo en tu terreno. Exodus, afortunadamente, nos ha dejado en los últimos tiempos grandes discos, siguen siendo una banda brutal en directo, y nada ni nadie, parece poder con ellos, pero yo a pesar de todo, me sigo poniendo en pie con este disco, por derecho propio, entre los clásicos imprescindibles del metal, y que forma parte de mi adolescencia.
Por cierto, "Bonded by blood" fue grabado en el 84, pero por problemas no vio la luz hasta el 85. Lanzado por Combat Records, llegó a Europa a través de Roadrunner Records y de Music for Nations, siendo luego relanzado por Century Media. En 2008 el disco fue remasterizado y regrabado por Paul Hunting y Gary Holt, únicos miembros originales de la banda y bautizado como "Let there be blood", añadiendole un tema más, "Hell's breath", una canción antigua de la banda, escrita por Holt y Kirk Hammet. Paul y Gary, siempre dijeron, que esto era un homenaje a Paul Baloff, aunque mucha gente no entendió la necesidad de regrabar un disco, en el que la voz de Rob Dukes, más agresiva que la de Baloff, le da otro aire, pero aún así, yo sigo prefiriendo al bueno de Paul.
Comentarios
Buff, Exodus. Hasta ahora sólo había escuchado Piranha y la verdad es que creo que a mí no se me ha perdido nada en el thrash metal clásico, jajaja.
Joer, cuanto sello involucrado en la salida del disco ¿no? Jajajaja.
PD: Ni idea de lo de Hammet. Nunca te vas a la cama sin saber algo nuevo.
Grande Paul Baloff
Veo muchísimo parecido con el sonido "Kill'em All", con esa crudeza punkarra entre tanto riff matador, de hecho casi tengo un 'deja vu' porque parecía que volvía a encontrarme entre sus sangrientos surcos. ¡Me han encantado Norty!. Tu elección no ha podido ser mejor para reencontrarme con ellos y hacerles justicia.