MIGUEL RIOS - COSAS QUE SIEMPRE QUISE CONTARTE


Siempre me he sentido en una encrucijada en cuanto a Miguel Ríos. Si por un lado, reconozco su importancia capital en el rock de este país, así como que he disfrutado muchísimo, de gran parte de sus discos, por otro lado, siempre me ha caído un poco gordo, en la medida que puedes juzgar a una persona, por su perfil público, desde la distancia, con todas las limitaciones e ideas erróneas que puede llegar a conllevar. Será porque yo conocí, musicalmente y mediaticamente hablando- a Miguel Ríos en los 80, al calor de esas grandes giras que fueron un hito en nuestro país, y porque después, lo vi convertido en presentador de televisión, donde reflejaba un mundo, o al menos, una idea diferente del concepto del rock, que en teoría ambos manejamos, y que en cierto modo, se ha ido confirmando con la lectura de esta autobiografía, que el granadino tituló con ese acertado título de "Cosas que siempre quise contarte" y que reconozco, que tenía muchísimas ganas de leer.


La fama siempre ha sido una moneda de dos caras, que provoca dos falsos estados, como son la idolatría excesiva por encima de todas las cosas, y por otro lado, la envidia por el triunfo ajeno. Pero lejos de esos dos extremos, se encuadra una realidad más ajustada, donde el halago y la crítica, pueden convivir en armonía, siendo justas y necesarias. Pero vayamos al lío, que a fin de cuentas, es Ríos quien tiene cosas que contaros, no yo. No voy a entrar en su estilo literato, ni me siento capacitado ni con ganas, mi visión de las cosas, con el tiempo, se ha vuelto más simple, me gusta o no. La verdad, es que la lectura del libro, ha sido una continua cuesta abajo, hasta el final, donde casi, sin llegar a serlo, se me convierte en un Tourmalet. Vamos, que de las 364 páginas, puedo deciros, que en proporción, casí he tardado lo mismo en leer las últimas cincuenta, que el resto entero, más por el hastío que ya me estaba causando el final de la historia, y un poco ese victimismo institucional, que parece ser habitual entre las estrellas del mainstream de este país.


La narración es ágil, algo de agradecer, y Miguel en vez de perderse en farragosas situaciones, cuenta con naturalidad, todo aquello que al él le parece importante, y quiere dejar a nuestro servicio. Desde sus comienzos como niño en su Granada hasta la marcha a Madrid, su lucha con la industria discográfica, que no le dejaba grabar canciones del estilo de sus héroes, hasta sus momentos de mayor gloria. Es cierto, que a servidor, un poco -bastante- cotilla en cuanto a anécdotas, echa en falta más de eso, que seguro que Miguel Ríos, atesora una buena colección de situaciones con morbo, pero bueno, lo que hay escrito, es lo que el cantante, siempre ha querido contarnos. Deja constancia de la importancia de su madre en su vida, trata con mucha naturalidad, su relación con las drogas y deja ver, alguna que otra decepción con algún compañero de profesión.

Con lo que no termino de cuadrar, es con ese rollo, de llevarse todo el libro con el rock por bandera, llamándose rockero cada dos páginas, pero luego sintiéndose más cómodo, sobre todo desde su subida a los altares del reconocimiento masivo, al lado de gente como Manolo García o Rosario Flores, que de la fauna rockera nacional. Que nombre de pasada su admiración por Leño o Burning, es loable, pero que en sus aventuras televisivas como presentador, hayan habido más folclóricas que rockeros de pro, por muy bien que nos lo intenté vender, como defensor de la cultura andaluza, que Sr. Ríos, va más allá de coplas, flamenco y eso, dice mucho de su papel. También hay que reconocerle, y no lo dudo, que en esos programas, si que le dió mucha cabida a la poesía o el teatro. Al Cesar lo que es del Cesar.

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Incide mucho en su relación con Ana Belén, Víctor Manuel y Serrat, así como sus roces con Sabina. Demuestra su amor correspondido por el público americano, y como no dudó en sentarse a la derecha del poder establecido, ya fuese al lado de Felipe Gonzalez o de Zapatero más tarde, convirtiéndose en pieza fundamental de la campaña del Felipe en los ochenta y en parte de la cuadrilla de la ceja, con Zapatero. Ahora habla de desencanto, después de haber sido un habitual de la famosa bodeguilla de la Moncloa. Conclusión, pues que después de leer su propia historia, me sigo quedando con esa imagen, de una de cal y otra de arena, que siempre he tenido de él, vuelvo a repetir, como apreciación personal, de alguién a quien no conoces, o has podido sentarte frente a él, a tener una conversación en la que despejar dudas.

 Eso sí, mi admiración musical, sigue siendo tan grande como la del primer día, incluso un poco más, viendo como siempre quiso que la música de este país, al nivel espectáculo, no tuviese que envidiar nada a la de fuera. Buen libro, de lectura rápida, (tres días tardé en terminarlo), y que se lee mucho mejor, acompañado de alguno de sus discos, sonando en los altavoces. Eso sí, hay que reconocerle, haberse retirado con la cabeza bien alta, y agradecerle, que gracias a su Rock de una noche de verano, o a su Rock & Rios, el rock and roll tuvo una oportunidad grandísima en este país, de haberse afianzado, pero que a veces por defectos propios, otras por la indolencia y desinterés ajeno, terminó alojándose, en los circuitos de siempre.

Comentarios

javistone ha dicho que…
Yo tengo una apreciación parecida a la tuya, sin haber leído este libro. Yo no disfruté su música de los 80's, me pilló un poco pequeño, y mi sensación cuando crecí era la de un tipo que se juntaba con victor manuel, ana belén o gente así no me atraía lo más mínimo. Fué con el tiempo al descubrir lo que había hecho desde los 60's hasta los 80's que comencé a entender la verdadera dimensión del Miguel Ríos artista, porque de la persona no he oído hablar demasiado bien de él, pero eso a mí no me afecta. Por cierto, te recomiendo este libro, que además lo ha escrito un amigo mio. Seguro que se complementa perfectamente con la biografía oficia. Otra cosa es que te queden ganas de leer más sobre Rios. Un saludo!
http://www.amazon.es/Miguel-R%C3%ADos-a%C3%B1os-rock-carretera/dp/8415191286
Orlando ha dicho que…
Pues mi apreciacion es como la de ustedes, mas o menos .
bernardo de andres ha dicho que…
Creo que la grande de Miguel es su priemra época. Sus inicios como pionero de este mundo rockanrolero en España. Poco a Poco ha ido de bandazo en bandazo y sere de los pocos que visto en los 80 no me intereso nada de nada. La giradel Rock anr Rios ( dandole la importancia de ser la gira dr rock más importante de este pais en los 80 emulando los grandes artistas del rock Stadium ) no me impacto si sorprendentemente Luz Casal que me parecío mejor . El Libro no lo he leido pero por lo oido se dedica aponer más a sus amiguetes que a los colegas rockeros
Unknown ha dicho que…
Nunca he simpatizado con él. Hay temas que me gustan mucho, por supuesto, pero hay otros que, a día de hoy, envejecen y mal. ¿Artistas de la ceja? No debería sorprendernos; Ríos siempre estuvo del lado de sus amigos los "socialdemocrátas". Un abrazo, Carlos. Excelente entrada.