PRETTY MAIDS - JUMP THE GUN


Ganar o perder, es a veces algo tan fácil a primera vista y en primera instancia, y tan relativo con el paso del tiempo, que bien se merece esa consideración. Es diferente la gloria del éxito inmediato, del retrato del momento en el que el mundo se arrodilla a tus pies en la falsa reverencia que muchas veces -demasiadas-, lleva implícita el estar hoy aquí, mañana dios dirá. Los vencedores son recordados siempre, o casi, porque igual que las palabras se las lleva el viento, cuando la sinceridad no es el ingrediente principal, ni el compromiso se lleva adherido a la forma de actuar, de manera casi inconsciente, las victorias pueden llegar a ser efímera, cuando se cambia de héroes como de días en el calendario, con un simple tirón y una nueva vista.


Existe otra victoria más dolorosa, aquella que no se refleja en el jolgorio general a tu paso, pero que se va mostrando con el tiempo, como buen corredor de fondo, que sabe, que su ritmo continuo, es el único capaz de llevarle a la gloria. Es complicado ver a tu lado, a gente subir a los altares, mientras tu sigues quedandote a las puertas del cielo, pero en cierto modo reconforta, cuando ves a esos mismos, caer de golpe al infierno del olvido, o peor aún, al tormento de la indiferencia, mientras tu, sigues acariciando la meta con la punta de los dedos, cada día, sin los grandes aplausos de los que escriben la historia, pero con el respeto que conlleva el reconocimiento al oír tu nombre.


Algo así deben de pensar bandas como los daneses Pretty Maids. En la lucha desde principio de los 80, con aquel más que recomendadísimo "Red, hot and heavy", que contenía un puñado de buenas canciones de heavy rock, entre ellas el destacado "Back to back", que les puso en boca de muchos.  En el fantástico "Future world", dotaban a su sonido de un aspecto más cercano al hard rock que se ponía en boga en aquellos años, y que se veía reflejado en el 90 en este "Jump the gun". Posiblemente, el ser europeos, en un mercado en el que reinaban las bandas U.S.A., les conferia un segundo lugar, junto a gente como Bonfire o Victory, a pesar de que sus discos se lanzaban en la tierra del tío Sam, es más, este salió allí como "Lethal Heroes", nombre de la canción con la que abrían el disco, donde se refleja la dirección que quiere tomar la banda, con esos teclados, un sonido más accesible, pero sin perder esa identidad hard rockera que traían de antaño. Es de destacar en esta grabación, la voz de un pletórico Ronnie Atkins.

"Don't settle for less" es otra demostración del gran nivel alcanzado por los daneses, donde de nuevo alternan esas partes rockeras y la melódicas. "Rock the house", atesora mucha velocidad, en un guiño a sus anteriores discos, dejando claro que los daneses no estaban dispuestos a perder la contundencia como seña de identidad. Por cierto, que esta canción, como alguna parte de la anterior, siempre me recordó a los Europe más hard rockeros. "Savage heart" es uno de los puntos álgidos, un grandísimo medio tiempo, en el que Atkins se sale, con esos coros femeninos que le dan a la canción una fuerza descomunal. Los teclados de "Youngblood" delatan el deseo de Pretty Maids de codearse con aquellas bandas americanas, que campaban a sus anchas en aquellos días, como dueños del cotarro. Por cierto Ian Paice, toca en esta canción, imagino que de la mano de Roger Glover, productor del disco.


Sigue ese sonido "americano" con "Headlines", con un marcado riff y un gran estribillo. El tema título suena muy hard rockero, grandes guitarras, dosis de melodía en la estrofa y una entrada brutal hacia el estribillo. "Partness in crime" no tiene nada que aquellas canciones que sonaban sin parar en las emisoras de los States o se colaban en las bandas sonoras de la época. "Attention" suena más clásica, elevando la potencia y con cierto aire Purple en esos teclados. "Hang tough" es una canción fuera de tono en el disco, porque no suena a Pretty Maids de ninguna manera, y es que la escribió Dan Wexler para su banda Icon, pero se quedo fuera, y los daneses decidieron grabarla. ¿Mal tema?, no, pero tampoco pasa nada si no la hubiesen incluido.

"Over and out" vuelve a poner las cosas en su sitio, de nuevo esa mezcla de melodía y potencia, esas guitarras siempre presente y el gran trabajo que hace Atkins, que demuestra durante todo el disco, una versatilidad envidiable, además de que siempre me ha parecido un grandísimo vocalista. "Dream on" es la última canción del disco, en la que se relajan, cogen la armónica, Roger Glover se enfunda el bajo, y se marca una fantástica canción de southern rock/melodic rock, que termina de dar constancia de lo buenos músicos que son. Pretty Maids han conseguido vencer las embestidas del tiempo. Todo el mundillo del hard rock reconoce su nombre y les muestra su respeto, aunque siempre se hayan quedando al filo de colocar su nombre entre los más grandes. Este disco mereció mucho más, y aunque mi preferido sigue siendo "Future World", este no le quedó a la saga.

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