TEXAS HIPPIE COALITION - RIDE ON
El metal está lleno de bandas que han puesto su broche de oro, para culminar una historia, que sigue girando día tras día afortunadamente, pero con unos cimientos solidos, gracias a esos que un día dieron un paso adelante en su sonido. Normalmente, para buscar influencias, todo el mundo bucea en los setenta y ochenta, cuando de heavy metal se habla, pero posiblemente, no, seguramente, nada sería lo mismo, si en los noventa, no hubiesen existido unos tipos que respondían al nombre de Pantera. Su mala leche expresada en su música, su vuelta a la reivindicación del riff, como dios creador, su falta de miedo, a converger en sus canciones, no solo la brutalidad del metal, también sus influencias de sonidos mas pantanosos y sureños, ha marcado a muchísima gente, incluso ajena al mundo del metal. Al reconocimiento y adoración de los discos que ya todos sabemos de la banda, hay que señalara al llorado Dimebag Darrel, como punto de referencia para muchos, yo incluido.
Por eso, cuando se habla de southern metal, ese punto maldito, donde se cruzan las influencias de Pantera y Lynyrd Skynyrd por ejemplo, yo me pongo berraco, lo reconozco. Y si cercanos a la frontera del metal, se quedan con su rollo más southern, Hogjaw, una de las mejores bandas que ha parido en los últimos tiempos la tierra del Tio Sam, cruzando de largo aquella frontera, están los Texas Hippie Coalition, que desde su primero disco, con sus riffs contundentes y su querencia por esos sonidos del sur, se han convertido en una de esas bandas que siempre despiertan mi interés, y revientan mis torturados altavoces. Ahora vienen con su cuarto disco, "Ride on", y la consigna es no dejar supervivientes, y vaya si lo hacen.
Desde que comienzan con "El diablo rojo", la potencia de los riffs de Cord Pool, se deja ver desde lejos, junto a la poderosa voz del enorme Big Dad Ritch. THC son los heavys más sureños que te puedes echar a la cara, o los sureños más heavys, como más os guste, y "Splinter" es la prueba, con una base rítmica a base de bombas y ese sonido agresivo, junto a un estribillo genial. Atentos al comienzo de "Monster in me" y a esa guitarra, junto a ese southern diabólico que sale de la mente de estos tipos. Viaja hacia Texas con "Go pro", donde más se ven las influencias sureñas de la banda, con la guitarra (como siempre) como principal arma y Big Dad en su salsa. ¡Gran canción!. "Rock ain't dead" con esa batería marcada y esos coros, una pata patada en la cara, a quienes lleven la contraria al título de la canción.
La influencia de Pantera se deja ver en "Bottom of the bottle", contundente al máximo, con la batería insuflando potencia (más aún) y esa guitarra que desprende fuerza a raudales. Seguimos con ese riff que destaca en "Rubbins racin" y de nuevo esa mezcla entre sonidos metálicos y sureños. Que bien suena "Ride on" la canción que da nombre al disco, con esas lineas de voz más sureñas. "Fire in the hole" vuelve a estar entre dos tierras, siempre con esa aspereza implícita. "I am the end" es lo más tranquilo, por llamarlo de alguna manera, que te puedes echar a la cara de una banda como Texas Hippie Coalition, por cierto, atentos a ese estribillo. Así, casi sin darte cuenta, termina "Ride on", y la verdad, para mi, es un jodido chute de energía. Be proud.
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