MARDUK - PANZER DIVISION MARDUK
Casi desde que descubrí el rock, lo puse al servicio de otra de mis aficiones favoritas, la lectura. Cada vez que comienzo un nuevo libro, dependiendo de su temática instintivamente lo relaciono con algún disco o género para convertirlo en la banda sonora adecuada a las percepciones que me produce su lectura. Es algo que llevo muchisimo tiempo haciendo y que se ha terminado convirtiendo en una simbiosis necesaria. Hace unos días, me trasladé a la Segunda Guerra Mundial de la mano de William Craig su relato sobre una de las batallas mas atroces -permitidme que no utilice el adjetivo épica, que las guerras serán épicas en las películas pero en la realidad son miserables- que se vivieron en aquella contienda, "La batalla por Stalingrado". Aquella batalla marcó el ocaso del ejército de Hitler, desencadenando la derrota alemana. y además reforzó al sistema soviético o más bien el periodo estalinista.
Reconozco que siento fascinación por la historia bélica. Su cruda realidad me repugna y me produce rechazo, sus efectos me estremecen. El hombre ha guerreado desde que es hombre, siempre con un alto grado de crueldad. Sumado a mi interés por la historia, me lleva a indagar siempre que puedo, y gracias a la gran cantidad de material que existe, en aquel terrible conflicto que se cobró casi 60 millones de vidas, de distintas nacionalidades, creencias o ideas. La verdad se trasluce en las historias de miseria que las rodea, cuando los héroes resurgen sobre telones de odio, muerte y destrucción.
Volviendo al libro de Craig, que me tiene atrapado con su adaptación novelada de aquella masacre que se cobró casi dos millones de vidas humanas, ganándose a pulso el título de batalla mas sangrienta de la humanidad, me pide casi a gritos, sonoridades oscuras y desgarradas, como el sonido de los Panzers, los Stukas o los Tokarev soviéticos, que marcaron el devenir de aquel fratricida duelo de titanes entre la Werhmacht y el Ejército Rojo. Eso me transporta a la primera vez que vi la portada de "Panzer Division Marduk" y el cañón de un impresionante británico, apuntando amenazante mi rostro.
"Panzer Division Marduk" es el sexto álbum de los suecos Marduk, representantes del Black metal áspero sin concesiones, claro rival de las bandas noruegas en la carrera de maldad sonora, lejos de poses e inmersos en la seriedad que esta gente impone a su filosofía. Un claro y explícito homenaje a la guerra, con todo el dolor y sufrimiento que conlleva esa continúa destrucción, todo ello resumido en la gutural voz de Legion. La devastación se palpa desde el primer instante, cuando los gritos de guerra dan salida a la salvaje "Panzer division Marduk", compacta como una cuadrilla de gigantes de hierro con sus cañones apuntando hacia tus posiciones. La aviación toma partido para regar muerte desde el aíre mientras suena "Baptism by fire", puro black metal sin concesiones ni impurezas, extendiendo su particular visión del infierno en la tierra.
"Christraping black metal" suena amenazador, toda una oda de velocidad y sufrimiento, donde la técnica no es tan importante como el poder crear ese muro imposible de franquear. Ojo a ese solo directamente salido del averno. Lejos del heroísmo que el cine ha impregnado a la guerra, la verdad es descarnada, y arrastra pesadumbre, como el sonido de Marduk, que lleva toda su agresividad sónica al paroxismo en canciones como "Scoched earth". Sin fisuras ni el más mínimo resquicio, es lo que nos encontramos tras el aplastante derroche sónico de "Beast of pray". Cercanos al sonido de sus vecinos noruegos, se encuentran en "Blooddawn", letanías diabólicas que escapan de la torturada garganta de Legion, mientras Morgan, B War y Fredrik, cimientan el camino de destrucción iniciado por el diabólico tanque sueco.
"502" tiene algo especial, aunque sea en una vertiente maligna, con esas atmósferas que son capaces de crear entre tanta desolación. El punto final, lo pone "Fistfucking God's planet", últimas dosis de agonía y dolor antes de pararse a comprobar la destrucción conseguida. Ojalá nunca más pudiésemos observar como se las gastan las guerras, pero desgraciadamente el mundo sigue inmerso en una contienda continua que podemos seguir en directo y nos afecta, aunque lo veamos tan lejos, dentro de la pantalla de nuestros televisores. Vivir una guerra es algo que cuesta demasiado olvidar.
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