SOUTHSIDE JOHNNY & THE ASBURY JUKES -SOULTIME
Hoy es fiesta local, la patrona de la ciudad. Pero yo hace ya muchos años que no creo ni en patronas ni en virgenes, si lo pienso bien, creo que nunca ha conseguido levantarme ninguna marcha o demostración de fervor popular religioso, por muy fundamentado en las raíces que algunos se empeñen en situarla. Mis tradiciones están más cerca de tomar un café en buena compañía, una cerveza escuchando un buen disco o un beso cuando se acerca la noche, que de cortejar supuestas representaciones divinas, como si la vida se me fuese en ello. Que repiquen fuertes las campanas de la iglesia, que a mi me da igual, las únicas campanas que me dicen algo, están en un disco de AC/DC. El hombre siempre ha necesitado la religión, porque es inherente al miedo, tan natural en la raza humana, y dejando creencias personales de cada uno a un lado, los mercaderes de símbolos celestiales, han sabido escarbar desde siempre, en ese pozo de inseguridad que cada uno de nosotros, parecemos traer como mochila, el día que abrimos los ojos en este mundo que nos tocó vivir.
A fin de cuentas, ahora que lo pienso, si que creo en los santos, pero los mios van vestidos y curtidos como pecadores, en mil batallas perdidas. Mi religión no se proclama en catedrales, ni se pasa el cepillo a cambio de la expiación y redención. Yo creo en el rock, en el blues, en el soul, y eso se vive en locales nocturnos, donde el calor lo ponen cuerpos danzando al ritmo de la música. A mi no me interesa el aroma de la salvación del alma, prefiero el ritmo del sexo, ya lo predicaban de la mejor manera en The Commitments, "el “soul” es la música del trabajador, que lleva el ritmo del sexo y el mensaje de redención a las clases bajas". Por eso, hoy me he levantado con el disco de un viejo trotamundos en mi cerebro, esa celebración de soul, que significa el nuevo disco de Southside Johnny & The Asbury Jukes. En 2001, Southside nos mostró desde su púlpito de canciones negras, su amor por el blues con "Messin' with the blues". Catorce años más tarde, toca la homilía llena de soul, con velas encendidas alrededor de Cooke, Otis, Withers o Sledge. Ritmos llenos de fuego, canciones lentas con nudo en la garganta, todo recogido en uno de esos discos, para disfrutar en compañía.
Comentarios