Cosas que me pasan por la cabeza: MIEDO

Es imposible vivir sin miedo, porque es quien te mantiene alerta, quien te ayuda a sobrevivir día si, día también, porque lleva pegado a la humanidad como una segunda piel desde los primeros tiempos. Irracional en la niñez, no menos en la vida adulta, a pesar de la capacidad de racionar que se nos supone. El temor convive con la risa y viaja de la mano del llanto. Marca la vergüenza del cobarde y la temeridad del valiente. Nos da la mano nada más nacer y solo nos suelta cuando la tierra nos reciba en su seno de nuevo. Pero no se puede vivir con miedo, al menos no dominado por él, no impregnado de su aroma de manera que no seamos capaces de levantar la mirada más allá de la falsa seguridad autoconvencida. No se puede abrazar la libertad personal, la alegría desbordada, sin antes dinamitar todos tus temores, sin hacer de tripas corazón, apretar los dientes y dar la espalda a esas sombras que tratar de imponer sus reglas. El miedo, viejo compañero de viaje.

 



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