Los Superhéroes no siempre llevan capa. O tal vez si. No siempre son conscientes de que te salvan la vida. Ni tan siquiera tu lo sabes. Los Superhéroes al final siempre ganan las batallas. Lo ves al cerrar la última página. Tuve la fortuna de crecer entre héroes y villanos que se la jugaban a cara o cruz en hojas de papel.
Seguí creciendo y aún me acompañaban en mi camino. Romerías al kiosko en busca del último número. Miradas indiscretas en puestos de segunda mano en viejas plazas. Mis hijos siempre me preguntan: ¿cual es tu superhéroe favorito?. Jamás he tenido duda. Spiderman. Curiosamente ellos tampoco. A los tres nos gusta escalar rascacielos con nuestros poderes arácnidos. Y os juro por Thor que si algo les he enseñado es a tener su propia capacidad de decisión.
Hoy la tristeza ha sacado su billete de ida en la Estación Central. Siempre viaja en tren. En los primeros vagones la que produce la gente que te es cercana, que forma parte de tu realidad cotidiana. En los siguientes aquellos cuya cercanía no es física pero su influencia estará contigo hasta el día que te toque subir al detenerse el ferrocarril en tu apeadero. Ahí viajas querido Stan Lee. Hoy a tu salud desayuno un vaso ancho de lágrimas on the rock. Buen viaje Stan. Gracias por todo. Gracias por ser eterno.
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