BIRTH OF JOY - Hyper focus
Las despedidas nunca son agradables ni tan siquiera cuando susurran que tal vez sea un hasta pronto. El tiempo que suele ser demoledor con la memoria sepultándola con las arenas del olvido que cría el desprendimiento. Eso lo puedes aplicar a tantas cosas,incluso a esas bandas que deciden poner un punto y seguido tal vez porque no quieren hablar a las claras de un punto y final. Uno de estos casos es el de los holandeses Birth of Joy. Cinco discos a sus espaldas, tan interesantes aunque menos mediatizados que sus compatriotas Dewolff, con este “Hyper Focus” aún calentito y muchas fechas firmadas -varias de ellas en España- decidieron aparcar su historia común de momento. Y eso me llevó a no hablar de este disco, pero después de darme cuenta de que he disfrutado mucho estos meses de este lanzamiento de Birth of Joy, necesito hacerles un sitio en uno de los oscuros y húmedos rincones del Motel.
13 canciones forman este artefacto de rock psicodelico de guitarras gruesas. Trece son también los años que la formación ha aguantado en activo. Caprichosa coincidencia. El trio holandés con un sonido bien definido donde la guitarra marca la pauta entre las atmósferas que construyen en cada una de sus canciones. Influencias de los 60 y 70 conviven en las intenciones transformadas en canciones de la banda liderada hasta ahora por Kevin Stunnenberg. “Join the game”, la canción que abre el disco, rezume efluvios del hard rock que construyeron Deep Purple. Pero solo es un espejismo porque se meten rápido en su viaje con la canción que da nombre al disco reforzado por el juego de voces. A partir de ahí más nombres seguramente se agolparán en tu mente cuando descubres bien momentos más progresivos, bien momentos más psicodélicos, tanto buceando en el legado de bandas clásicas como de nombres en boga en la actualidad. Un perfecto epitafio para unos músicos que ojalá encuentren su camino ya sea juntos o por separados.
13 canciones forman este artefacto de rock psicodelico de guitarras gruesas. Trece son también los años que la formación ha aguantado en activo. Caprichosa coincidencia. El trio holandés con un sonido bien definido donde la guitarra marca la pauta entre las atmósferas que construyen en cada una de sus canciones. Influencias de los 60 y 70 conviven en las intenciones transformadas en canciones de la banda liderada hasta ahora por Kevin Stunnenberg. “Join the game”, la canción que abre el disco, rezume efluvios del hard rock que construyeron Deep Purple. Pero solo es un espejismo porque se meten rápido en su viaje con la canción que da nombre al disco reforzado por el juego de voces. A partir de ahí más nombres seguramente se agolparán en tu mente cuando descubres bien momentos más progresivos, bien momentos más psicodélicos, tanto buceando en el legado de bandas clásicas como de nombres en boga en la actualidad. Un perfecto epitafio para unos músicos que ojalá encuentren su camino ya sea juntos o por separados.
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