SUICIDAL TENDENCIES - The art of rebellion

Aún recuerdo la primera vez que escuché a Suicidal Tendencies. Su nombre apareció en mi mundo gracias a un artículo de Metal Hammer donde Scott Ian y Charlie Benante hablaban de sus influencias hardcore. Como artefacto sonoro fue gracias a Headbangers Ball, el programa de la MTV. Era el videoclip de “War inside my head” y me vais a permitir el recurso sencillo pero es que realmente fue una jodida guerra en mi cabeza. A pesar de que “Join the army” quizás no era la jodida bola de fuego en la que si se pontifican otros de sus discos, la ración descomunal de rabia que contiene lo convirtió en uno de mis discos a venerar. En el 93 tuve la oportunidad de verlos en directo. Abrían para Guns n Roses en el Vicente Calderón. Yo corrí como un poseso hacia delante para disfrutar como un loco de la actuación de los de Mike Muir. Tanto que al acabar su concierto me tuve que sentar un rato. Apoteósico.


Precisamente en aquel momento andaban presentando un disco descomunal, digno sucesor del antológico “Lights, camera...revolution”. En 1992 soltaban un puñetazo a la escena titulado “The art of rebellion” con una portada estupenda. Anteriores entregas de la banda habían mostrado la evolución de Suicidal Tendencies del hardcore al thrash metal. Abanderados del crossover junto a grupos como D.R.I. es cierto que fueron evolucionando hasta coordenadas más propias del metal. Con “The art of rebellion” quedaban al fondo los ritmos propios del thrash aunque seguían teniendo presencia. Este disco sentaba las bases de aquello que finalmente muchos denominarían metal, así a secas y que iría tomando forma en la última década del Siglo XX. Uno de los aspectos más significativos de este cambio se aprecia en la forma de cantar de Mike Muir. Sus incendiarias proclamas buscan asentarse en la melodía en detrimento de esa rabia escupida en las estrofas en anteriores grabaciones. La aparición de Faith No More y el auge del denominado Funk metal también cambió la percepción del rol del bajo más allá de su imprescindible función en la sección rítmica. Ahí se nota que Muir y Robert Trujillo andaban implicado en su proyecto Infectious Groove dando rienda suelta a esa vena más funk y maniaca por lo que Trujillo fue el gran beneficiado en este “The art of rebellion”. Eso si, que nadie piense que Suicidal Tendencies habían perdido la fuerza o aflojado la mala leche. Eso jamás. ¡Una auténtica maravilla!.


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