STEVE FORBERT - The magic tree

Dicen que nunca es tarde si la dicha es buena. O al menos eso parece. Ocurre que subir al último bus te lleva al mismo lugar aunque hayan pasado algunas horas. Los apeaderos siempre estuvieron repletos de personas esperando su tren. Muy pocos son capaces de reconocerlo a la primera. De subir en el momento justo. Que más da. Yo debí haber regado el árbol mágico de Steve Forbert el año pasado. Pero la situación no era la más adecuada. A decir verdad, uno va dejando discos en el disparadero pero tarda más de la cuenta en apretar el gatillo. Y eso que soy de dedo fácil. Así que ha sido casi avanzando hacia el meridiano de este 2019 cuando me he puesto con el nuevo disco del de Meridian (Mississippi).  Poco se puede decir de Forbert a estas alturas. No queda mejor receta que disfrutar de sus canciones e imponer el silencio cuando la música golea a las palabras en este álbum de producción cristalina y composición del propio Forbert tirando de armario para rescatar canciones que habitaban en demos. Canciones como "Carolina blue sky blues" merecen una tardanza aunque pueda parecer eterna porque precisamente nos queda la eternidad para disfrutarla.



Canciones que cobran magia frente al ocaso del día. 18 discos son suficiente tarjeta de presentación. "Let's get high" evoca grandes momentos y me prendo de esa guitarra que colorea la canción dándole ese sueño de rock and roll del que no despertar. Las historias ocurren para que alguien las deba contar y "Lookin' at the river in the rain" bañado en la tradición del mejor Americana cumple ese cometido. Aquel tipo que se emborracha en el bar igual que tu extrae de su guitarra las notas apropiadas para que esa canción que habla de ti, de mi, de ellos con distintos nombres y localizaciones sea capaz de emocionar. Ese trobador americano que recorre hogares a través de un altavoz para dejar bajo tu almohada canciones como "Diamond sky" para que sonrías al escucharla. Forbert marca la música de raíces, de las suyas como forma de vida pero también mantiene el rock and roll en esencia aunque casi se diluya y se vea forzado a aparecer en pequeñas dosis bien administradas. Ya puedo arrancar de mi pared la hoja del calendario. "The magic tree" de Steve Forbert será visto por aquellos que leen a través de un espejo retrovisor. Pero ay si decides cruzar la puerta. Ya no querrás volver atrás.


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