THE RENEGADOS - Dead man’s hand

No se si será una jodida paradoja del destino o que pero cuando más y mejor bandas hay a lo ancho de la geografía de este singular país más en decadencia anda el mundo del rock and roll con gente que no arriesga a descubrir nuevas bandas y grupos que se baten el cobre ante un publico casi inexistente, solo consumada minoría  absoluta en redes sociales. Precisamente en una de estas - el que esté libre de pecado que tire la primera piedra- Sergio Martos, vocalista de Schizophrenic Spacers (¿por qué cojones no he escrito aún nada de estos tipos ni en RTBM ni el blog?) nombraba a una nueva banda de Bilbao compuesta por viejos zorros del negocio como Miguel Moral aka Mick McGuire (Highlights/Landslide), Dave Murphy(Negra Calavera), Hal Marston (Grand Matter) y Charlie Adler (Turbofuckers) para dar vida a estos The Renegados facturando rock setentero de influencias americanas que por buscarles un referente propio se podrían emparejar como primos lejanos de unos primerizos y excitantes M- Clan y Sol Lagarto.



“Dead man’s hand” es su primer e.p. (si no me confundo). Cuatro canciones de riffs marcados y aromas sureños sin afrenta alguna. Cuando una banda comienza a sonar e imperiosamente siento la necesidad de servirme un Bourbon con hielo y empezar a escribir sobre ella es que las cosas marchan como deben. Apuro el trago recreándome en su sabor y en el solo de “Quedándome sin tiempo”. Pero no adelantemos acontecimientos. El primer trago lo recibo mientras los altavoces escupen las notas que dan vida a “La disciplina del diablo”. La batería señala el tiempo exacto para que no haya vuelva atrás. Tres minutos y pico perfectos que muestran que mi hígado  y mis pies hacen buen equipo. Vuelvo a llenar el vaso en la ya nombrada “Quedándome sin tiempo”. Miro al espejo y veo reflejado el sonido de los grandes. Sombras que pasan y hablan de Allman, Gaines, Van Zandt, Jim Dandy o los hermanos Robinson arropados por los efluvios sonoros de “La chica del volcán “ y “Mis malas formas”. Acaba la música, impera el silencio y el vaso vuelve a estar vacío. Tranquilo, se como poner remedio.






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