BRYAN ADAMS - Reckless
Creo en Dios, el Cadiz C.F. y el Rock and Roll. Para lo primero no tengo explicación ni la necesito. Es cuestión de fe y es algo que considero personal e intransferible. Jamás he cuestionado las ideas ni creencias de nadie. Ni falta que me hace. Ni que cuestionen las mías. ¡A quien le importan!. Los otros dos representan un vínculo muy importante, la pasión. Precisamente esta es la que hace grande al fútbol porque en el fondo no es mas que 22 personas dando patadas a un balón. Lo transcende es lo que despierta en aquel que asiste al espectáculo. A veces ese desborde de sentimientos es mal interpretado, peligrosamente entendido. Al final, todo lo que se vive a flor de piel es aprovechado en nombre del negocio. 44 años acudiendo a las gradas del estadio que acoge a mi equipo. Una comunión entre extraños. Como el rock and roll, cuando el que está a tu lado une su garganta a la tuya para corear ese estribillo que provoca subida de endorfinas. Muchos no llegan a entender esa emoción sugestiva que estalla cuando tu equipo marca. Como otros no consigan comprender que debes dejar lo que estes haciendo para comprar ese nuevo disco de tu banda. De pequeño soñé con ser futbolista. De adolescente a veces quería serlo. Otras mi mente volaba sobre un escenario entregando al público mi canción.
Una vez alguien me dijo que lo que más le gustaba del canadiense eran sus baladas. Y me habló de aquella de los tres mosqueteros. ¿O la memoria me está confundiendo de película?. Solo pude decirle: “Sientate, calla y escucha. The kids wanna rock”. ¿Quién era la reina del rock en aquellos tiempos?. Si, Tina Turner. Al menos para el gran público -querida Joan, para mí tú siempre serás la Reina-. Pues venga, dueto con la Turner. Voces que llegan al tuétano. “It’s only love”. Siempre he pensando que las dos grandes desconocidas deceste disco son precisamente las dos canciones que lo cierran. Tal vez nunca tuvieron el impacto mediático del resto de sus hermanas, pero en belleza y calidad son dignas parte de un todo, de un mucho. Honor para “Long gone” y “Ain’t gonna cry”. En noviembre Adams vuelve a España. Ando haciendo planes. Ya veremos. De momento pago una deuda que tenía con el amigo Rock’n’Talk.
Anhelaba ver llegar mi momento perfecto. Ese por el que ser recordado. Quería enfundarme la camiseta amarilla y ser Juan Jose tirando aquel penalti en la promoción frente al Málaga. La respiración contenida de un estadio sobre mis hombros. Desdeñar la villanía en un segundo exacto que la separaba de ser un héroe. Justo lo que tardaba la pelota en traspasar la línea de gol. También quise colgar mi guitarra sobre una camisa blanca y unos vaqueros ajustados. Ofrecer al mundo un disco perfecto lleno de canciones que produjesen emociones, que la gente cantase de la primera a la última. Presentarme en las oficinas de la compañía discográfica y decirles, aquí tenéis, se llama “Reckless” y va a ser muy difícil que alguien supere esta jodida maravilla. Abría los ojos, sacaba la cinta del walkman y con el bolígrafo terminaba de rebobinar la cinta, para no gastar las pilas. Vuelta a pulsar el play y de nuevo soñar con ser Bryan Adams y comenzar a cantar “you’re the silent type, and you caught my eye, but I never thought that I’d be touchin’ you...”. ¿Existe mejor manera de comenzar un disco que con “One night love affair?. Lo dudo. Y si existe no quiero saberlo. Toda la semana trabajando como una cabrona, deseando que llegue el fin de semana para mandarlo todo a la mierda y bailar como si no hubiese un mañana. Nunca Adams estuvo tan cerca del espíritu obrero del Nothern Soul. Ni un estribillo fue tan claro y conciso. Ella solo es feliz cuando está bailando.
Ahora las radios hablan de perreos y se rinden ante Rosalias y similares. En U.S.A. vete a saber. Pero hubo un tiempo en que el rock conquistaba las emisoras de F.M. “Run to you” lo hizo por derecho propio. Primer single del disco. Rock por derecho. Guitarras que saben a gloria. Garganta rasgada. Comercialidad y dolor mutando en canción. Acercate a tu chica, a tu chico, a quien quieras. Déjate los cuartos en una buena botella de vino. El amor y la vida son para disfrutarlos al instante. Sube el volumen y que “Heaven” inunde la habitación. “...Baby you're all that I want. When you're lying here in my arms. I'm finding it hard to believe. We're in heaven. And love is all that I need. And I found it there in your heart. It isn't too hard to see. We're in heaven...”. ¡Que sería del rock sin grandes baladas como Heaven!. Afila de nuevo esa guitarra Bryan. El riff de “Somebody” tira de espaldas. Si amigo. A pesar de tus últimos discos, seguimos necesitando a alguien como tu. Y llega la canción. No. Mejor con mayusculas. ¡LA CANCIÓN!. No tiene explicación ni la necesita. La música no tiene nada que ver con eso. “Summer of 69” es una de las canciones de mi vida. De esas que se te agarran al alma y ya no te abandonan jamás. Gracias Bryan. Y a Jim Vallance también. A ambos por hacerme más feliz cada vez que la escucho.
Una vez alguien me dijo que lo que más le gustaba del canadiense eran sus baladas. Y me habló de aquella de los tres mosqueteros. ¿O la memoria me está confundiendo de película?. Solo pude decirle: “Sientate, calla y escucha. The kids wanna rock”. ¿Quién era la reina del rock en aquellos tiempos?. Si, Tina Turner. Al menos para el gran público -querida Joan, para mí tú siempre serás la Reina-. Pues venga, dueto con la Turner. Voces que llegan al tuétano. “It’s only love”. Siempre he pensando que las dos grandes desconocidas deceste disco son precisamente las dos canciones que lo cierran. Tal vez nunca tuvieron el impacto mediático del resto de sus hermanas, pero en belleza y calidad son dignas parte de un todo, de un mucho. Honor para “Long gone” y “Ain’t gonna cry”. En noviembre Adams vuelve a España. Ando haciendo planes. Ya veremos. De momento pago una deuda que tenía con el amigo Rock’n’Talk.
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