JIMMIE VAUGHAN - Baby, please come home

El gran Keith Richards dijo hace tiempo. "El blues es probablemente lo más importante que América ha dado al mundo". Y no seré yo quien le quite la razón. Hablando con Giles Robson no hace demasiado, me contaba que mientras que en Inglaterra había un gran interés por el blues rock o por bandas de rock con raíces blues para ser más exactos pero no por el blues clásico. Todo lo contrario que en Europa, sobre todo en países como Alemania u Holanda. El armonicista británico me daba a entender que aunque evidentemente al final la raíz era la que era, el meollo era distinto. Al final el interés que podía despertar por ejemplo alguien como Joe Bonamassa no repercutía en el blues más tradicional. Es su opinión, yo no voy a rebatirla, solo a compartirla. El caso es que el blues por mucho que pase el tiempo y las modas sigue ahí. Nuevos artistas de una manera u otra lo mantienen con vida y grandes leyendas siguen con el rescoldo caliente gracias a sus conciertos y discos.


Ejemplo claro de esto último es el incombustible Jimmie Vaughan. El de Dallas lleva desde los 70 primero cono The Fabolous Thunderbirds y luego a partir de los noventa en solitario como referente del blues de Texas y de su forma de tocar muy influida por el viejo blues y folk sureño, aunque siempre será para todos nosotros (con el cariño que eso conlleva, no como algo peyorativo) el hermano mayor de Stevie, también ha dejado su impronta en la historia del blues. Ahora Vaughan lanza su quinto disco en solitario, este "Baby please come home". El de Austin revisita como suele ser costumbre dentro del mundo del blues esas canciones que le han influido - a él y a tantos- de la forma no solo correcta sino magistral que le caracteriza. Etta James, T-Bone Walker, Jimmy Reed, Clarence "Gatemouth" Brown, Lefty Frizzell... tocados con la elegancia y el buen gusto que siempre derrocha Vaughan. Un disco para disfrutar a buen volumen e impregnarse de una música a la que debemos tanto la gente del rock and roll.


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