EN LA HIERBA ALTA - NETFLIX

Creo recordar haber contado en el blog alguna vez, que hasta los 18 o 20 años me gustaba mucho dibujar y no se me daba mal. En el instituto había compañeros con sus carpetas decoradas con mis dibujos. Y alguno que otro colgado en la pared de mi dormitorio. Personajes de El Jueves, el Capitán Trueno, portadas de discos... todo aquello que pasaba por mis manos. Un día solté los lápices y hasta ahora. Nunca más. Sencillamente no me ha  vuelto a apetecer. Es mi forma de funcionar. Cuando creé este blog, además de música, también hablaba de películas. Y quiero hacer un inciso que considero necesario. Escribo sobre películas no sobre cine, porque soy un fan desquiciado, principalmente del cine de terror, pero no poseo conocimientos técnicos ni casi criterio para jugar a crítico. Solo cuento lo que me gusta o no. ¿Que no era necesaria dicha explicación?. Puede ser. Pero me apetecía  aclarar conceptos, más aún en estos tiempos en que estamos desterrando de nuestras acciones diarias el verbo disfrutar. Bueno, si habéis sido capaces de llegar hasta aquí, todo se reduce a que después de un tiempo sin hablar de pelis en el blog de nuevo me apetece volver a hacerlo. Hubo un tiempo en el que fui medio capaz. A ver que pasa. 


El caso es que el otro día en Netflix, vi En la hierba alta. Soy un fan irredento de Stephen King. Algunos de sus libros copan lugares preferentes en mi altar de adoración pagana. No me cansaré de repetir, porque es la pura verdad, que Carrie fue mi pasaporte sin retorno al mundo del cine y la literatura de terror. Seguramente si alguna vez fuese capaz de escribir una novela terrorífica, él sería mi gran influencia. Pero no soy capaz de escribir como King ni en sueños. Ni de beber y meterme tanto como él. Quizás sea la clave jajajajaj. Volvamos a lo importante. Seguramente Stephen King sea uno de los escritores con más novelas recreadas en la gran pantalla -y ahora en la pequeña-. Con mayor o menor acierto. Pero ahí están  multitud de títulos  con desigual resultado. ¡Y es que la febril mente de King da para mucho!. Esta novela escrita a medias con su hijo Joe Hill y publicada en 2012 en la revista Squirrel es una buena muestra por un lado de aquello de que de casta le viene al galgo y por otro de que King es el emperador de estos berenjenales, donde que no haya una explicación certera de la trama pasa a ser secundario cuando esta te atrapa. Adaptarla al cine no es sencillo. King y Hill juegan con elementos psicodélicos y psicológicos que no son sencillos  de plasmar en imágenes. Un campo de hierbas altas, escenario ya utilizado anteriormente por King, personajes arraigados en el espectro rural americano, iglesias siempre cerca, el viejo lobo del mal siempre acechante esta vez en un laberinto espacio/temporal. Dos historias diferenciadas que terminan entrelazadas. El viejo estigma cristiano de la redención.


A pesar de los desvaríos que presenta el guión, a posta, nada de cabos sueltos, Vicenzo Natali se muestra inspirado dotando a la película de ese  aroma de culpabilidad que desprende la América profunda. Tanto la fotografía como la atmósfera opresiva pero sin caer en una lentitud no necesaria te van acompañando mientras tratas de atar cabos. Puede que no esté a la altura de los grandes nombres inspirados en la obra de King pero su misión principal que es la de entretener e incluso si me lo permitís, incomodar, se ve cumplida. Ideal para estas noches en que el sofá te reclama como habitat natural.


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