DIAMOND HEAD - Lightning to the nations


A veces siento la única prioridad es rescatar aquellos discos que me hicieron amar el heavy metal desde aquel ya lejano 1984 en el que este mundo de riffs comenzó a rodar para mi. Hablar del heavy metal es sin lugar a dudas definir una parte muy importante de mi vida. Un gran amor que no le ha importado ser compartido. Hablar del heavy metal es hablar de una forma de vivir, de entender la vida que el tiempo no ha sabido transmitir a las siguientes generaciones, o al menos a la gran mayoría, posiblemente porque los tiempos han cambiado y se han llevado consigo todo poso de lo que significó ser heavy metal en unos años convulsos y ciertamente ya lejanos. No podía inaugurar este blog de otra manera que con uno de esos discos que marcaron mi camino. Puede que haya muchos discos de la NWOBHM que deban ser recordados y a su vez adorados. Cada uno tendrá el suyo propio, no lo dudo. En mi caso es el álbum blanco -o Lightning to the nations-. Se que mucha gente cuando hablan de Diamond Head prefieren “Canterbury” o “Borrowed time”, pero yo sinceramente me quedo por encima de todo con esta colección de grandes canciones en vena.



¿Qué tiene este álbum de especial?. ¿En serio?. Preguntad a Lars Ulrich y James Hetfield. Posibysin este disco no hubiesen existido los putos Metallica. Y es que posiblemente Diamond Head son tan culpables del nacimiento del thrash metal como Venom o Motorhead. No en vano, Dave Mustaine ha comentado en más de una ocasión lo importante que ha sido para él Brian Tatler. Sus riffs y solos se vieron reflejados en los de muchos guitarristas de la Bay Area unos años más tarde. Grabado en 1979 era editado en 1980. Tres libras y pico costaba en su momento. Ellos lo consideraban practicamente una demo. En siete días el disco estaba grabado y mezclado. Casi sin darse cuenta grabaron un puñado de clásicos del heavy metal. Brian Tatler deseaba escribir su propia “Symptom of the universe”. Y esa canción seria “Am I evil?”. Pero este no es un disco de una sola canción. Aquí moran “Helpless”, “It’s electric”, “The prince” o “Sucking my love”. Casi 40 años después, sigue siendo una auténtica joya.








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