MICHAEL MONROE - One man gang

A veces, muchas no puedo evitar reírme al escuchar ciertas conversaciones. Y aunque me muerdo la lengua en más de una ocasión, no porque sienta necesidad de hacerlo sino porque no concedo el valor a quien demuestra no merecerlo. Si algo me enganchó al rock and roll desde hace muchos años, por supuesto fue la música, vaya cosa. Pero también la imagen, la actitud, la forma de entender y vivir la vida. Nunca quise ser como los demás, al menos al límite de mis posibilidades. Escuchando los murmullos se que lo he logrado. ¡Que se jodan!. Es una forma de vivir. Algo más que una simple música que en ese momento apetece escuchar. No todo el mundo es capaz de comprender. Esa es su puta magia. ¡No quiero ser como tu!. Espeté hace mucho a alguien que pretendía darme lecciones de vida. Las miradas de reojo me sirvieron como fortaleza. Algún que otro insulto hizo aparecer callos en mis manos. Aquel hijo de puta seguro que aún recuerda aquella patada en los huevos cada vez que me ve pasar. No pretendo decir a nadie que es el puto rock and roll. Solo lo que es para mi.


Siempre he admirado a Michael Monroe. Más allá de Hanoi Rocks. Reconozco que a mi me enganchó su carrera en solitario desde aquel ya lejano "Dead, jail or rock and roll" uno de mis discos de cabecera. Tiene su lugar de por vida en mi altar de héroes a los que rendir pleitesia. Música e imagen me atraparon hace mucho. Ya os lo he contado. Del 87 creo que estamos hablando si no me falla la jodida memoria, que tampoco me extrañaría. Demasiado maltratada la tengo. Para mi es una celebración cada vez que el mesías finlandés se pone al mando de la maquinaria del rock and roll para dejarnos en bandeja de plata otro nuevo disco con el que idolatrar hasta el final de los tiempos. Y mas allá, no tengáis duda. Que más da que los tiempos pasen. Que estos pretendan que tengamos los pies en el suelo. Que el sueño se vaya desvaneciendo. Mi dedo medio siempre está dispuesto a responder. Mi puño cerrado a defenderlo. Cada cual que escoja su jodido bando. El mío siempre estará al lado del rimel, el lápiz de labio y las las guitarras distorsionadas. 

"One man gang" se mete en mi vena como la heroina que ya dejó de estar ahí. Es mi chute vital. La decadencia forma parte de una manera indiscutible de entender este maldito mundo del rock and roll. Señoras que se agarran el bolso con fuerza al cruzarse conmigo. Maneras de vivir. Aunque esa sea otra historia también indiscutible e imprescindible en mi vida. Comienza a llover. Subo el jodido volumen. No quedan más cervezas frías en el frigorífico. Siempre hay algún puto bar abierto en la ciudad. Aunque esta no se llame perdición. Creo en la cofradía eterna de los años malgastados. Cantamos "Wasted years" en procesión. Que Captain Sensible se deje ver entre las brumas de la canción que da nombre al disco no hace más que aflojar el nudo de mi garganta. Steve Conte y Rich Jones son la compañía perfecta al otro lado de la mesa. Abre la puerta que ahí llega también Sammy Yaffa brillando con su bajo en "Junk planet".

No se si este será nuestro último tren a Tokyo o a ninguna parte. Lo dudo. Nos queda demasiado que pelear. Que molestar. Somos capaces de volvernos tiernos y cantar "Midsummer nights" abrazados como si nos fuese la vida en ello. Camaradería a través de un puñetero cd que traspasa altavoces y mierdas. ¿Piensas enumerar todas las canciones?. Ni de coña. Prefiero leer las cartas de los bares de copas aunque al final siempre pida lo mismo. Recitar las listas de éxitos para arrinconarlas y que suene para siempre el jodido y puto rock and roll. ¿Quieres ser la Reina del baile?. No amigo, ese lugar ya está adjudicado a dedo para siempre para Michael Monroe.


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