TENNESSEE REDEMPTION - Tennessee Redemption

Bien lo sabe quien me conoce. Quien ha compartido algún que otro momento de desvelo que  durante mucho tiempo  he vivido día a día al límite del pecado consentido. Cada noche buscando la redención. A veces en los labios de una mujer. Otras muchas en el borde de un vaso lleno. Tatuajes en cada brazo. Debe y haber de un contable que se pierde al contar. Cielo e infierno a paso de lágrima involuntaria. De sonrisa de alquiler. Destrozo en el terrazo a causa  del  hastío. A la mañana siguiente vuelta a empezar. Cruzo los dedos como costumbre. No hay mentiras cortas sino mal jugador. Juega tus cartas marcadas en una mano sin suerte. Sobre la mesa tu alma en un último farol. Bolsillos vacíos  en el camino de la redención. Que otras veces subyace distraída  en la melodía  de una canción. Hoy busco el alivio en la carretera  a Tennessee, ciudad de oratoria y peregrinación de esta música  nuestra que nos sabe a la par a condena y salvación como hiciesen en su día Tennesse Redemption.


Brandon Santini, Jeff Jensen, Timo Arthur, Bill Rufino y David Green no asaltaron la vida en Tennessee pero si se han forjado musicalmente en sus calles, en sus clubs. Distintas historias, a veces combinadas. Otras separadas. Ahora unen fuerzas para dejar uno de esos discos que se disfrutan mejor con una copa  en la mano y el áspero  sabor del bourbon regando tu garganta. Blues y raíces. Americana y delta. Soul y gospel como especias para dar el sabor definitivo  a este disco. Elegancia y calidez. Letras autobiográficas. 8 canciones propias. Un par de revisiones. Tom Waits y Little Walter. “Come on up yo the house” y “Watch yourself” en vena.



Este disco es de esos que me gusta escuchar con auriculares. La eterna ambición del placer individual. La sensación de una intimidad pretendida. “Glad to be” es una carta de presentación perfecta para Tennesse Redemption. Suficiente para abrirles la puerta. “Souls in the water”, “Leave my body” o “ “See about me” se disfrutan  en tragos cortos  e intensos. Pausados pero constantes. Santini y Jensen son los padres del invento, suya es la autoría. Colectiva la gloria. Penitencia en Memphis. Dolor y placer revestidos en acordes.



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