LOQUILLO - El último clásico
“El último clásico “. Así se autodenomina Loquillo en su último disco. El superviviente de una estirpe. Imagino que con el guiño complice de los grandes medios, incluso aquellos que envian al becario a cubrir ese concierto por el que tu pagas un pastizal, sin importarles los errores de contenido con tal de cubrir expediente. A estos no les interesa otros últimos clásicos que hayan cimentado el camino de baldosas amarillas desde abajo. Ya tienen su titular. E incluso otro mas leo a diestro y siniestro por páginas, publicaciones, revistas o periódicos. Golpe a la postmodernidad. Todo ello mientras leo la tripulación que acompaña a Loquillo en este viaje. Y no puedo evitar ni disimular cierto rostro de incredulidad. Pero eso al final no deja de ser anecdótico. Loquillo no ha sucumbido a los cantos de sirena , o al menos de igual manera, que un Sabina cualquiera para retratarse como rebelde de despacho oficial y verso consentido por el poder ejecutivo. Seguramente Loquillo ya no desee morir en primavera pero sigue llamando a veces a las cosas por su nombre. Afortunadamente. Es cierto que Loquillo ya no es aquel salvaje que cambiaba estrofas en directo, botella de Jack Daniels en mano. Seguramente sus viejos fans tampoco lo seamos ya. Aunque nos cueste la misma vida no decir Y Los Trogloditas cuando pronunciamos su nombre. Las nuevas generaciones de fans ni creo que lleguen a ser o pretendan.
Musicalmente tampoco. Loquillo ha evolucionado como otros grandes últimos clásicos del otro lado del charco. Igor Paskual y Josu García son dos guitarristas de muy señor mío. Culpables de mantener el lado afilado del rock and roll. Loquillo ha apostado también por nombres como Santi Balmes o Marc Ros y que me aspen si no debo reconocer lo bien que le ha salido la jugada. De ahí que por mucho que más de uno pretenda explotar parte de una estrofa como recurso fácil y sensiblero, canciones como “El resucitado” o “Gafas de sol” puedan despistar a parte del personal yo les he encontrado la gracia y el encanto al primer roce, por mucho pretendido rollo disco que pueda tener el primero y un comprensible sabor Sidonie del segundo. Me gusta ese Loquillo sorprendente, como me gusta el irreverente de “La vampiresa del Raval”, seguramente de mis favoritas del disco, ese aroma Johnny Cash de “Creo en mi” con una letra estupenda o “El último clásico “ (la canción) con sus hechuras de hit single por nombrar mis favoritas del disco. También quiero hacer mención especial a “Los buscadores” porque yo que crecí con Emilio Salgari no puedo evitar sonreír y sentirme feliz al escucharla.
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