CORAZONES ELÉCTRICOS - Arte y oficio
Me he autoimpuesto una rutina. Mirar las noticias una sola vez al día. Quizás no sea la actitud más responsable. Pero podríamos discutir si es la más inteligente. No es que pretenda convertirme en avestruz que esconde la cabeza en un hoyo mientras deja el culo fuera como una diana. Ni mucho menos. Pero he comprobado que el estado alterado que se ha instalado en mí se fagocita con cada nuevo dato. Ni que decir que audios de Whatsapp y similares ni tan siquiera me digno a pegarles una ligera escucha. El agotamiento físico y mental que me atenaza se está cebando en un permanente dolor de cabeza y dificultades para descansar. Por eso me siento a escribir últimamente todo lo que puedo en el blog. Me sirve como desahogo. Como vehículo espacial que transporta mi mente lejos de la realidad al menos mientras mis dedos tratan de dar forma a las ideas que se van agolpando en mi cabeza. Como me pasa con el podcast. Esta semana ha sido casi un reto grabarlo. Pero necesitaba hacerlo. Y creo que ha quedado reflejado en él los frentes que mantengo abiertos. Como supongo que se refleja últimamente en mi forma de escribir. Los que estéis llegando hoy al Motel por primera vez, pensaréis ¿donde coño me he metido?. Los que ya me conocéis, sabéis que en cada reseña que escribo vierto una parte de mí que pongo en bandeja para quien comparte este momento de intimidad conmigo. Porque las canciones las hago mías y las dejo vivir a mi lado para siempre. Estos textos son mi humilde forma de dar las gracias.
La música siempre ha sido mi fiel compañera, desde hace ya muchísimos años. Estos días está siendo además ese escudo que me hace sentir invencible, invulnerable. Camino en la oscuridad de la mañana cuando el reloj aún no marca las siete, camino del trabajo. Oscuridad y soledad se unen en las temblorosas calles que seguramente añoren el bullicio de una ciudad que despierta. En esa breve distancia que separa mi casa del trabajo, la música me acompaña, calma mis nervios. Puedo sentir la tensión, el miedo y la resignación en el rostro de mis compañeros de trabajo cada mañana. Desbordados. El agotamiento se escapa por cada poro de piel. No somos héroes, pero aceptamos estar al pie del cañón. Aunque no lo elegimos. Es nuestro sino. "Arte y oficio". Me viene de perlas el título del disco de Corazones Eléctricos. Estos días suenan inagotables en mis aurículares cada vez que tengo oportunidad. Mis héroes no son de papel. Sino que me regalan sus canciones. "Por ti" se llama la que abre el disco. Y la tomo para mi. Porque ese riff me da vida. Pau Monteagudo canta a mi oido, literalmente. "...solo los valientes se convierten en canción para no ser carne de cañón...". No podría estar más de acuerdo.
Pau, Kako y Quique saben de sobra lo que se traen entre manos. Me rindo ante "A contraluz" con ese sonido clásico, ese sabor pop de la melodía vocal, esa suavidad peligrosa que destila. "Contra las cuerdas" es puro rock and roll -por cierto la he pinchado en el Podcast de Motel Bourbon de esta semana-, sin artificios, sin colorantes, solo ellos y tú, o yo, o quien se cruce en ese momento. Corazones Eléctricos se mueven sin problemas por distintas vías y alternativas, capaces de encandilar por un lado u otro como demuestran con "Despierta" que presenta hechuras capaces de llegar a públicos más amplios. "El monstruo" deja claro que los valencianos tenían los ojos abiertos en lo que se cocía en los noventa y además a mi me recuerda a unos primeros Uzzhuaïa. Cierto parentesco con M-Clan me lo cruzo en "Sangre y revolución", un medio tiempo intenso que me transmite una calma de espíritu complicada de describir. ¿No queréis calma?. "Valentina" te propone tormenta, con un estribillo muy bien construido y un sonido directo y sucio.
Vuelve a bajar la potencia que no la intensidad, con la reposada "En las estrellas" de sonido limpio y emociones volcadas y esas guitarras que a ratos recuerdan a Neil Young en su papel más rockero. Corazones Eléctricos apuestan con "Doble o nada" por el rock and roll chulesco y canalla de guitarras potentes. Emocionantes notas de piano para "Sempiterno" con Pau mandando, su voz llenando el ambiente y dejando correr las emociones. Fantástico disco este segundo lanzamiento de Corazones Eléctricos. Cuando todo esto pase, que pasará, seguro que vendrán tiempos mejores, y nunca olvidemos que son los músicos quienes nos acompañaron en estos días inciertos.
Comentarios
Por otra parte, muy buena reseña bro'!!!