THE BOOTLEG SERIES: TED NUGENT - CAPE COD 1981
¿No os da la impresión que de un tiempo a esta parte, para juzgar la valía de un artista, escritor, periodista, cineasta... Comprobamos primero su filiación política que su arte?. O será cosa de las redes sociales. A estas las hemos interiorizado tanto en nuestra rutina cotidiana, que todo lo que en ellas transcurre parece rodeado de un extraño halo de autenticidad. Quien se lo quiera creer, por supuesto. Pero si ves campañas dirigidas contra tal o cual según sus últimas declaraciones. Pedimos boicots -porque ya no se lleva lo de quemar a la gente en la plaza del pueblo- como el que pide papel higiénico, cuando sentado en el trono se da cuenta de que el cartón está a la vista. Y nuestra mente está en ese momento única y exclusivamente centrada en mierda. Una vez aceptado que los demás son los que se creen moralmente superiores, aunque no sepan que ya lo somos nosotros. Asumido que tenemos la razón porque nos lo dice alguien que no es capaz de poner su nombre real. No sea que me depuren, que esto es una dictadura, hace un rato o en la próxima hora. Imagino a hijos de puta como Stalin, Hitler, Mussolini, Franco o Pinochet muriendo de la risa si os pudiesen leer. Pero da igual. Lo importante es que cuadre con mi forma de pensar. Que es la única viable. Así todo el rato. Aburrido.
A mí me importa una mierda las ideas que albuerguen los artistas cuando se trata de su arte. Yo hablo de disfrutar de su talento no de convivir con ellos. Eso es harina de otro costal. No porque no pueda hacerlo con quien no piense como yo. Que la verdad absoluta es algo que perdí hace mucho tiempo en algún tugurio. Junto al sentido del ridículo. Con quien no voy ni a tirar la basura en con los intransigentes. Con los demás, siempre habrá alguna cosa común por lo que brindar. Por ejemplo. No dejaría que Ted Nugent me diese la chapa con sus ideas retrógadas sobre el poder de un fusil y una América a su medida. Aunque reconozco que me lo paso pipa en sus peleas por redes sociales con los animalistas. A pesar de las barbaridades que puede llegar a decir Ted. Y los otros. Puede que Nugent sea un bocaza. Ocasional o permanente. Pero cuando truena su guitarra se me olvidan sus delirios. ¡Este tipo ha sido realmente grande!. Una forma de tocar salvaje. Puro rock and roll duro. Sobre todo a final de los setenta y en lo ochenta. Sus primeros discos en solitario son imprescindibles si quieres ver como se tocan las seis cuerdas como si la puñetera vida te fuese en ello. Precisamente de aquellos días es este bootleg, grabado en 1981 en Cape Cod durante la gira Intensities in ten cities tour. Junto a Ted el inmenso Charlie Huhn a las voces. Dave Kiswiney al bajo y Cliff Davies a la batería.
Este concierto forma parte de ese magnífico archivo de grabaciones del American Radio Broadcasting del que en los últimos años se están editando multitud de shows con muy buen sonido en el que nos encontramos con esas bandas de rock que tú y yo amamos, en un momento de forma espectacular. Aquí Nugent está que se le sale la fuerza por los poros. Desde ese descomunal inicio con "Land of 1000 dances" en el que tus altavoces parece que se vayan a incendiar en cualquier momento o el poder guitarrero de "Head will roll" por ejemplo. También rula por ahí este mismo show con otro título, "Jailbait. Live American Radio Broadcast". 14 canciones para disfrutar como un poseso de la guitarra de Nugent, de unas canciones demoledoras y de una banda que no se queda atrás. Y es que Charlie Huhn es uno de esos vocalistas de hard rock a reivindicar, pero ya. Un complemento perfecto al "Intensities in 10 cities", segundo directo oficial del guitarrista.
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