JOEL SARAKULA - Companionship
Existe una frase en inglés que me gusta por encima de todas. Tal vez porque no consigo que su traducción al castellano me suene igual. Keep your motor running. No me cobra el mismo sentido cuando mi cabeza la saca de su contexto lingüístico. Tonterías. Quizás. ¿Las precisas?. ¡Quién lleva la cuenta!. Que de un paso adelante. Que tire la primera piedra. Mi educación católica salta sola en forma de recurso verbal. La catódica también. No os creais. Invoco tantas veces -o más- a Tarantino que a unas escrituras convertidas en parte de nuestro vivir cotidiano con o sin consciencia. ¡Coño!. Estoy pareciendo un jodido telepredicador. Y no era esa la intención. O al menos sobre esa Fe. Que también comparto. Pero eso es cosa mía y no viene al cuento. Dejemos las homilías a los profesionales. Centrémonos en los juegos de palabras. Especialidad de trileros. Busca vidas. Trovadores de teclado y tiempos modernos. Video llamadas en compás de espera. Redes sociales como redención de las clases trabajadoras. No. Espera. Eso es el soul. Las RRSS son más bien invento del diablo. Si es que existe. Que siempre se guarda las mejores manos.
Hablando de buenas manos. Lo que nos trae Joel Sarakula en este “Companionship” no es ningún farol. Una vez puestas las cartas sobre la mesa, el Australiano afincado en U.K. muestra sus cartas. A Joel le gusta tomar el camino del medio. Al que bañan distintos frentes. Su compromiso con el soul está presente. Pero no es el elemento predominante en este disco. O al menos, si lo es, con ciertos tamices. Joel centra su atención en que su música se mueva como pez en el agua en las pistas de bailes. Al menos en las que huyen de ritmos arraigados como bastiones de modernidad y con fecha de caducidad. El ritmo de la inicial “Don’t give up on me” deja a las claras los motivos para adentrarse en este disco y dejarse llevar por él. Me puedo imaginar perfectamente sentado frente al mar, copa en mano, escuchando “Game of spies”. Así podría seguir. Enumerando todas y cada una de las canciones que moran en este “Companionship”. Describiendo sensaciones. Pop, soul, funk e incluso jazz. Adornando. Enriqueciendo. De principio a fin. Un disco que se crece en noches de verano. Mejor en buena compañía.
Hablando de buenas manos. Lo que nos trae Joel Sarakula en este “Companionship” no es ningún farol. Una vez puestas las cartas sobre la mesa, el Australiano afincado en U.K. muestra sus cartas. A Joel le gusta tomar el camino del medio. Al que bañan distintos frentes. Su compromiso con el soul está presente. Pero no es el elemento predominante en este disco. O al menos, si lo es, con ciertos tamices. Joel centra su atención en que su música se mueva como pez en el agua en las pistas de bailes. Al menos en las que huyen de ritmos arraigados como bastiones de modernidad y con fecha de caducidad. El ritmo de la inicial “Don’t give up on me” deja a las claras los motivos para adentrarse en este disco y dejarse llevar por él. Me puedo imaginar perfectamente sentado frente al mar, copa en mano, escuchando “Game of spies”. Así podría seguir. Enumerando todas y cada una de las canciones que moran en este “Companionship”. Describiendo sensaciones. Pop, soul, funk e incluso jazz. Adornando. Enriqueciendo. De principio a fin. Un disco que se crece en noches de verano. Mejor en buena compañía.
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Gracias.