DANZIG - Danzig sings Elvis
A veces en la vida tienes la jodida sensación de ir como un buque sin control de cabeza hacia el iceberg. Y vas con cabeza alta y el pecho henchido, porque al final te importa bien poco el que dirán y si el que pensaré. Lo sencillo y habitual en estos tiempos es navegar en un mar de dudas. Lo complicado ser capaz de reconocerlo y asumirlo. Cuando el corral está tan lleno de gallitos que no queda un solo milímetro libre, satisface mucho más observar desde la distancia con una maliciosa sonrisa en la cara. A golpe de confusión hemos borrado el significado de muchas de las palabras que enriquecen nuestro vocabulario, para referirles un significado que se adapte a nuestras circunstancias. O conveniencias. Es fácil tener una opinión aunque no queramos fundarla. Dejarse llevar por la corriente o no presentar resistencia para ser adaptado en el selecto club de los cerebros ilustrados y la moral intachable. Prefiero robar a mano armada a Groucho Mark y espetar estoico aquello de: "Nunca pertenecería a un club que admitiera como socio a alguien como yo" e incluso iría más allá, y ya en plena apropiación grabaría como epitafio de arena mojada en la frente: "Si eres capaz de hablar sin parar, al final te saldrá algo gracioso, brillante e inteligente".
Aún desconociendo mi capacidad para hacerlo cierto a pesar de dilapidar palabras como un charlatán de ferias con un nuevo tónico en su haber, reconozco sentirme preparado para mirar frente a frente a un tipo capaz de hacer lo que le de la gana como Glenn Danzig. Su anuncio de un disco de versiones de Elvis se coló entre mis sueños húmedos. A pesar de que su majestad oscura anda ultimamente en un camino de incertidumbre y sensaciones que se quedan a medias, no concibo nadie mejor para llevar las canciones del Rey del Rock al valle oscuro donde puedan resurgir como letanías pecaminosas. Estoy seguro y comprendo que habrá mucha gente que no comprenda - ni tengan la necesidad ni obligación de hacerlo - este cancionero adaptado por Danzig de unas canciones de las que ha sido capaz de elegir aquellas que mejor se crecen en el subsuelo alejado de las brillantes y cegadoras luces. Apuesto a que podréis encontrar mil razones fundadas para poner objeciones a este disco. Y seguramente con razón. Vete a saber. Yo soy incapaz. Estoy rendido ante la forma de Danzig de llevarlas a su reino.
Glenn ama a Elvis. Viene de largo. Su presencia ya se ha dejado ver más de una vez en su trabajo. Aquí acierta de pleno con una producción oscura y casi intimista, que no suena a casino en Las Vegas sino a club mugriento en algún barrio de Hamburgo. Además ha tenido el valor y el acierto de dejar de lado esos grandes himnos domingueros que incluso aquellos que no son capaces de equiparar a Elvis más allá de alguna película de sábado por la tarde o el enésimo rumor de relleno sobre si sigue vivo. Danzig ha apostado por canciones más íntimos para él, y por que no, para mi y quizás para ti.
Comentarios
Así de claro. Las covers suenan muertas y sin vida. Otra decepción. Y van...