BEASTIE BOYS STORY

Como seguramente muchos de vosotros, mi primera toma de contacto con la música de Beastie Boys fue a través de “Fight for your right (to party)” y su gamberro videoclip. El Hip-Hop aún no entraba dentro de mis gustos aunque no faltaba demasiado para que Anthrax - como también hiciesen con el Hardcore - me llevasen a bucear en las discografías de Run DMC y Public Enemy. Sin embargo mi interés en Beastie Boys más allá de la manida canción vino unida a mi descubrimiento - y asombro - de Faith No More. De todos modos, aunque regularmente fui prestando atención a sus discos, debo reconocer que el disfrute de ellos siempre ha sido menor que el experimentado con otras bandas, lo que no resta que sea capaz de reconocer la importancia de los neoyorquinos dentro de la música de las últimas cuatro décadas y su relevancia en un tiempo donde el negocio musical funcionaba de manera distinta a como ha quedado después de ser pillado con los pantalones bajados tras la irrupción de internet en la cotidianidad de nuestra vida, gustos, acciones y decisiones. En abril de este año, dirigida por Spike Jonze, se presentaba este documental no al uso sobre las aventuras y desventuras de los chicos blancos del rap, de los gamberros oficiales de un tiempo cercano.

Un teatro y la única presencia de Mike D y Ad-Rock -ya sabéis que Adam Yauch desgraciadamente fallecía en 2012 por culpa del cancer - con una pantalla gigante detrás, van desgranando la historia del grupo en sus propias palabras, como grandes protagonistas de la historia vivida en sus propias carnes. Que por cierto no difiere tanto de la de otras bandas. Amistad, compromiso, ilusión, inocencia en un primer instante. Dejar atrás aquello que consideraban - o les sugirieron - un lastre en su camino al éxito recordándolo con ciertas dosis de remordimientos. Reconocimiento de culpas propias y ajenas. La importancia de conocer a Rick Rubin. Como la tacañería del manager de Madonna propició que Beastie Boys girasen con la diva del pop. La difícil digestión del éxito. Las consecuencias de no ser capaz de gestionarlo. Hoy arriba y mañana abajo. El equilibrio de la madurez. Y siempre el intenso recuerdo de Yauch flotando en el aíre. La emoción de los recuerdos dolorosos. Un entretenido e interesante documento.

Comentarios