CEMËNTERI “Asma, corte, afonía, pisotón”

El gran problema de las redes sociales no es solamente que haya gente que pretenda tomarse su interacción como representación del latir de la actualidad - el problema lo tiene quien así lo cree, claro está - tratando de reducir la realidad al proceso de involución que gira alrededor del valor refugiado en el anonimato, fortalecido por la seguridad de la distancia. La infamia de la verdad absoluta en unos tiempos donde el grifo de la información fluye tan caudaloso, impidiendo una filtración racional y facilitando el sectarismo, amigo íntimo de la ignorancia, incluso entre los que se vanaglorian de un expediente académico irreprochable. Actos de fe a base de una limitación de caracteres. Cátedras antes sentadas en los bares y ahora en la línea divisoria del surrealismo promocionado por vete a saber que intereses. La realidad siempre queda a tiro de piedra. No abogo por la violencia fisica contra el poder, aunque este siempre haga de ella su arma más persuasiva para reprimir cualquier intento de disidencia. Maquinaria al servicio del estado como brazo ejecutor desde tiempos inmemorables, sin distinción de pelajes bajo los que se justifique o la legalidad que pretenda argumentar. 


Como decía, no argumento el uso de la violencia fisica, si de la cultural como autodefensa para mantener nuestras mentes alertas, no presentar jamás la sumisión del espíritu. La violencia de la palabra a ojos del represor cuando esta promueve la duda, la huida de lo establecido. La violencia del sonido cuando es capaz de sacudir los cimientos al no encajar en la cara amable del ocio ciudadano que pretenda actuar como bálsamo de Fierabrás moderno que no siembra dudas en la mente dispersa. Cemënteri pertenecen a esos que tratan de hacer saltar las tapas de las alcantarillas a base de una propuesta musical huida de oficialidades y fotos desde el reverso del móvil. La herencia punk de la rabia contenida pero no del hedonismo ni la autodestrucción. La potencia cimentada del post hardcore y su irreverencia racional. Ese bajo escupe fuego cuando suena “Minimal dilema” que abre este “Asma, corte, afonía, pisotón” a modo de reverencias industriales durante poco más de un minuto y medio. “Pb02” recupera ese fondo trasgresor del hardcoreu a vez abandonados los convulsos 80 e inmerso en los volubles 90 con un sonido agresivo y directo. “Vamos otra vez” de nuevo con ese bajo golpeando fuerte y un arrebato punk contestatario. 



“Reunión en Kurdistan” posee esa infección rítmica del post punk mientras que las magnificas guitarras de “Con sigilo” bucean en historias propias de este país de hace ya cuatro décadas y que han quedado sepultadas entre la nostalgia interesada y el desecho partidista. “Todo está grabado” recupera ese seminal sonido industrial que voló las cabezas hace ya mucho provocando un bien ejecutado desasosiego. “Kurtinaitis” es un pródigo ejercicio de ironía en su letra a lomos de un desbordado caballo post punk de órbitas oscuras. “Un ollie en un año” te golpea de frente en un escaso minuto de ritmo violento, que se ve secundado por el sonido punk a los iniciales Fugazi de “AC Green”. Cierra el disco “Sukubare mon amour” que muestra ese descaro sonoro y esa atmósfera que Cemënteri crean. Fantástico disco este “Asma, corte, afonía, pisotón” que estremece los subterráneos adoquines del underground patrio.

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