BRUCE SPRINGSTEEN - Letter to you

Podría contar con los dedos de las manos las veces que llueve aquí al Sur del Sur. Hoy es uno de esos días. Noviembre ha decidido al fin mostrar sus cartas y dejar ver ese otoño que parecía en paradero desconocido. La lluvia arrecia y sus gotas golpean el suelo del patio con esa indiferencia violenta que lleva pareja la naturalidad.  Mi mujer se marchó a trabajar temprano, cuando las calles aún no estaban puestas. Esta tarde me tocará a mi hasta que la noche se haga dueña absoluta. La semana que viene cambiamos las tornas. Designios de la clase obrera que se gana el pan con dolores de espalda. Los niños en el colegio y el instituto. Mi hija mayor no quiere que la acerque en el coche a pesar de la tormenta, de llegar calada hasta los huesos. La miro y sonrío. Crecer exige esos pagos y todos hemos pasado por caja, es la escuela de la vida. El pequeño si camina a mi lado hasta  la escuela, mientras me cuenta con una verborrea interminable, teorías y supuestos que significan un todo para él. Retazos de una inocencia que se escapa día a día casi sin darnos cuenta. Me siento en el sofá, solo en casa y abro un libro. Mis dos gatas se aprietan una contra otra en busca de calor, un intercambio beneficioso para ambas. Toco la taza del tercer café de la mañana. La cerámica quema las yemas de mis dedos que no se quejan sino agradecen el cambio de temperatura. Me cuesta concentrarme en la lectura mientras mi mente viaja al ritmo que marca la lluvia contra el suelo. Como una canción desordenada que conozco de memoria. En la penumbra de la habitación, rota solamente por la luz intensa de una lampara que hace vida en un rincón, aquel donde me gusta sentarme a leer, Bruce Springsteen pone las palabras  y la música en forma de carta.

 

Esos acordes rompen el silencio y la quietud. No importa, es lo que pide el cuerpo. El de New Jersey siempre fue un trovador de ciudad, de aquella que late junto al asfalto, al carrito del supermercado, al fastidio del atasco, a la sonrisa robada, al amor a quemarropa, al llanto de final de mes. Tratar de ir más allá es misión de otros, que necesiten conocer esa verdad alrededor de lo que es capaz de otorgar la aureola de obra maestra o intento fallido. Yo no siento ahora mismo esa necesidad, y quizás tampoco fuese capaz de servirla en bandeja. Me dejo guiar por las emociones, más aún cuanto más cruces voy pintando en el calendario de la vida. Al final junto a las cicatrices y los abrazos, solo quiero guardar un puñado de canciones que me hagan vivir, reir o llorar. "One minute you're here" me reconforta mientras miro el reloj deseoso de que ella pronto esté ya aquí. El cielo sigue bramando, las páginas pasan entre mis dedos para cerrar el libro y levanto la cabeza atento a lo que Bruce canta en "Letter to you", como si fuese para mi, para ti o para quien en ese momento se deje llevar por la emoción del momento. Enciendo el ordenador e intento dar orden a las palabras que pasan por mi cabeza.

Bruce abre la puerta a sus fantasmas para que se junten con los míos, los que me acompañan - y seguro que a ti también - para mal o para bien. Él lo hace rescatando del baúl canciones que decidió que no quedasen ahí junto a otras que muestran una forma de entender la vida en el momento en el que se encuentra él mismo ahora, Les saludo con una sonrisa mientras suena "Burnin' train" y siento añoranza con "Janey needs a shooter". Bruce suena a Bruce y no importa si a veces se queda en el intento, siempre lo prefiero a lo que hizo con "Western stars" que me dejó excesivamente alejado de alguien con el que he compartido tantas emociones a través de sus canciones. Ahora si lo consigue, y no me meto en comparaciones que nunca fueron de recibo, porque tampoco espero revivir unos momentos de gloria pasados - pero siempre presentes cada vez que suenan en mi equipo - que no sean posibles actualmente. Quizás seamos más inquisitivos con unos que con otros, o más indulgentes, que es fácil dar la vuelta a la tortilla. Apuro un sorbo de café antes de que pierda calor y no sea capaz de reconfortar mi garganta. Parece que deja de llover, un respiro en la mañana. Subo las persianas y mis pensamientos se pierden con "Last man standing" de fondo. Decido poner fin a estas cuatro letras escritas en el blog y seguir concentrado en la música y el momento, con la vista perdida y la mente libre acumulando excesos.

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