Creo que algo muy característico entre la gente del rock y especialmente del hard rock es la busqueda en las catacumbas del género. Esa continua ansiedad por seguir descubriendo música en esa fuente casi inagotable que es el rock en el periodo que ocupa de mitad de los sesenta hasta final de los setenta y también en otra medida, los primeros ochenta. Siempre de alguna conversación termino sacando varios discos en los que ahondar. Gente que me recomienda bandas o libros donde descubrir más nombres. Mi propio afan por ir siempre un poco más allá. No solo ahora que internet lo hace mucho más sencillo, también en otras épocas. Mi encuentro con el hard rock y el heavy metal a final de los ochenta, época de una continua ebullición de lanzamientos me hizo fijarme primero, como busqueda de las raíces en la NWOBHM, en la que existen una innumerable cantidad de singles y demos que son auténticos tesoros. Mas tarde dirigí mi mirada hacia un incipiente heavy rock norteamericano, tratando de ir más lejos de lo que podían representar nombres reconocidos para mi como Riot o Y&T. De ahí el encuentro con Manilla Road, Cirith Ungol o August Redmoon por nombrar algunas bandas que ya pululaban antes de la explosión definitiva en aquellos lares. Pero quizás uno de los grupos que más llamo mi atencion fueuna banda de Haven, Connecticut llamada Legend. En 1978 Judas Priest habían lanzado una de las piedras angulares del heavy metal, “Killing machine”, término que aunque relacionamos instintivamente con U.K. muchos afirman que llegó de E.E.U.U. (ojo, el término heavy metal, no el sonido), Legend editaban al siguiente año, este fantástico - y precursor del heavy metal - disco llamado “Fröm the Fjörds”.
Power trío formado por Kevin Nugent a la voz y guitarras, Fred Melillonal bajo y Raymond E. Frigon a la batería sorprenden con un sonido que estando aún influenciado por la década que ya llegaba a su fin, presenta un porte contundente y un tono épico que serviría como pista de salidad a muchos que presentaron sus credenciales más tarde. El disco se abre con “The destroyer” y rapidamente te das cuenta como se escudan en ese sonido oscuro aunque las reminiscencias del heavy prog o como queráis llamarlo son evidentes, aunque eso si, con mucha más fuerza gracias al sonido de guitarras. "The wizard's vengeance" es la puerta de entrada al heavy metal, porque no perdamos la perspectiva de que estamos en 1979, y esa melodía de voz, la aceleración y la contundencia de la instrumentación sienta las bases de lo que vendría después. “The golden bell” lleva ese rollo trovador/bardo que muchas bandas de power metal de final de los noventa jurarían haber inventado peto por supuesto dentro del contexto de ese sonido heavy prog setentero con derroche físico y técnico de Raymond E. Frigon a la batería durante los siete minutos que dura la canción. “The confrontation” presume de un riff potente, un sonido muy duro, sentando las bases del heavy metal e incluso algún eco de Black Sabbath se deja entrever.
“R.A.R.Z.” es puro hard americano de los setenta, tanto musicalmente como por las melodías de voz. “Against the gods” también tiene un corte más rockero aunque recuperan una base más pesada y un marcado riff central. La instrumental “The iron horse” sirve para volver a ver la potencia y maestría de Frigon a la batería, solo de esta incluido. Cierra el disco la canción que le pone nombre y lo hace a lo grande, con otro derroche de potencia. Legend forman parte de la historia del heavy rock, heavy metal o como queráis llamarlo, más allá del impacto que hayan podido tener entre los fans del genero o la influencia que haya llegado a ejercer en bandas posteriores que han desarrollado su sonido.
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