KINKI BOYS - Nada
Soñé que soñaba e imagino que al final eso no es más que igual a nada. No lo sé, o mejor dicho, lo desconozco. Bastante tengo con patear las calles por mucho que me cuenten que el conocimiento no ocupa lugar. Y eso es cierto si eres capaz de desechar todo aquello superficial, que no aporta ni lo hará para quedarte con lo que te ayuda a crecer, a lo largo, ancho y profundo que para estos menesteres, es donde me quiero centrar. Rendimos pleitesía al monarca de la imbecilidad que se sienta en su poltrona de router inalámbrico. Escarpelos transmutados en pantallas de móviles enchufados al cerebro. Camino a la distopia porque el bar más cercano se encuentra cerrado. Ahora ya no, o depende de la percepción, el hastío o la perspectiva. Libertad que bonito nombre tienes, cantaba Lichis con su Cabra Mecánica. Bueno, realmente no, cantaba felicidad, pero para el caso me ha venido de perillas cambiarle la palabra, porque seguramente ambas van unidas o al menos debería, aunque el concepto que manejan unos y otros sobre su significado, dudo mucho que coincidan con el que les adjudico por defecto como definición propia, que al final es la que me resulta e importa.
¿Pero para que coño haces un blog de música si al final te pones a hablar de lo que te da la puta gana?. Seguro que alguno lo estaréis pensando y con razón, no me voy a llevar a engaño que edad para ello ya no calzo. Aquí se habla de música y de vida, porque una sin la otra hace ya décadas que no soy capaz de comprender, entender o verbalizar. La música como excusa para escribir y viceversa. Siempre a pie de calle, porque pertenezco a aquella generación que hicimos la comunión en los billares. Tal vez no nos haga mejores pero si aprendimos a encajar mejor los golpes, o eso pretendo creer. Creyentes en la nada, que es como se titula lo nuevo de Kinki Boys, que ya pasaron por este simulacro de cualquier cosa que pretendas imaginar llamado blog. Cuatro canciones con sabor a asfalto, bares a medianoche e historias por contar. Vila, Marga y Tony se meten en Bilbao en los Silver Recording con Martín Capsula para dar forma a este nuevo lanzamiento en el que demostrar que hacen lo que les da la gana y además de puta madre.
Decibelios como presentación de "Frentes abiertos", recordando a unos Burning vitaminados, exceso de chulería, de esa de coger por los cuellos de la camisa y decir, ¡ahora qué!, con una letra callejera, con las drogas y su necesidad como papel principal. Vila y Marga siguen alternando voces. Si el bataca se hacia cargo de ellas en la primera, es la bajista quien hace suya este "Nada", de porte oscuro, oscurísimo, post punk y pop de primera. Tony no canta, pero su guitarra está siempre omnipresente. Homenaje a Eskorbuto con una versión de "Descanso eterno" en la que meten muchas melodías sobre todo en voces apartándole ese aspecto áspero y rudo de los de Iosu y llevándola a su terreno. Oye, y les queda muy, pero que muy bien.
Para cerrar, echar cerrojos y pestillos, aceleración, batería potente y ritmos punk es lo que nos encontramos en "Respira", una canción que un poco más de velocidad que seguro que gana en directo y un par de birras mas exige un Pogo en condiciones. Kinki Boys son puro rock and roll y que cada uno lo entienda o defina como le de la gana, pero aquí hay canciones y actitud, así que amigos, poco más se puede o debe decir.
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