SOMEWHERE OUT - Deep in the old forest
Así que en mi convencimiento vital de que la música me gusta o no y de ahí mi reacción a ella, pulso el play con el torero que Dios reparta suerte flotando en el ambiente. "Deep in the old Forest" centra su mensaje en una serie de sentimientos acurrucados desde que nacemos en el interior del ser humano y que se van fortaleciendo con el tiempo a través de las cicatrices que este deja en tu alma. Y esto es seguramente fácil de decir pero muy complicado de hacer llegar dentro de un mensaje musical. Basado en distintos cuentos y relatos del viejo continente, el disco se abre con "Prelude. The stories", cuyo nombre ya nos da pie a encontrarnos con un breve y bello preludio que nos pone sobre aviso antes de que el riff de guitarra de "Bones, Blood and fear" entre en acción. Equilibrio entre fuerza bien administrada y melodía intimista. El desarrollo de la canción te obliga a prestar atención para no perder detalle. "Mara" comienza de manera sosegada hasta romper con un golpe certero de fuerza. Por cierto, el disco cuenta con la participación de diferentes músicos y vocalistas, tanto masculinos como femeninos que van añadiendo su personalidad a cada canción, como es el caso de "Someone with no name" al que la voz de Alba Bermejo añade cierto tinte gótico.
"Our promise" añade el violín de Begoña Ramos junto al melódico temple de Abraham Linares a la voz, presumiendo de intensidad sobre una melodía que parece mecerte. Insisto en la necesidad de no dejar pasar todos y cada uno de los detalles que enriquecen instrumentalmente todas y cada una de las canciones de este disco. Tras "Interlude I: Covenant" nos metemos de cabeza en "The fallen one" con matices más cercanos al metal progresivo, no tanto por por la explosión de decibelios que no posee como por esa fuerza intrínseca que si que atesora y que se hace presente entre el paisaje que crean los sintetizadores. "You and I" con la voz de Eleison Braiden, la voz de Begoña Ramos y la guitarra omnipresente de Raúl crean una inquietante melodía, bella y tenebrosa a partes iguales en forma de medio tiempo donde los teclados adquieren una importancia capital. "The midnight Bell" se acerca por estructuras al progresivo más clásico de inicio de los setenta de gente como Genesis de nuevo con ese tono de medio tiempo que domina el disco y un preciso sonido de guitarras.
Raúl despliega fuerza a través de nuevo del riff en la poderosa "The Crystal Mountain" mostrando su faceta mas dura en la canción mas cañera del disco. "Interlude II: Winter" enlaza con "The old Forest" que además de dar nombre a este álbum le pone también punto final. Sin lugar a dudas un gran trabajo para escuchar con calma e intimidad, atento a cada pequeño detalle e introduciéndote dentro de cada una de las historias que lo componen.
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