SOMEWHERE OUT - Deep in the old forest

A veces, no demasiadas, que mis aficiones y comportamientos vitales son cada días más mundanos y menos existenciales, principalmente porque la edad no me ha dado sapiencia ni sabiduría, sino la certeza que en esta vida estamos de paso y todo lo que dejemos de hacer, beber, disfrutar, abrazar o besar se quedará en el limbo de los ojalá para siempre. Ese lugar que aunque no puedas tocarlo con tus manos lo tienes siempre presente encima de tus hombros y por mucho que trates de evitarlo, ignorarlo, lo sientes presente en los pelillos de tu nuca. Por eso, este blog cada día vuelve mas a sus orígenes, a ser esa ventana abierta a la gente que no pretende - y seguramente tampoco podría aspirar a ello - alinearse en una orilla a lo que no pertenece. Así que cuando me cuando alguna banda me comenta la posibilidad de hablar de su disco, cuando su música se escapa de mis gustos mas arraigados, me invade esa mezcla de adicción al riesgo y de vértigo ante el filo del abismo. Eso me ha pasado con esta nueva entrega de Somewhere Out, nombre detrás del que se oculta el guitarrista Raúl Lupiañez. De sobra es conocido por aquel que me conoce o frecuenta, mi reticencia hacia el rock progresivo y el amplio espectro - por no llamarlo cajón de sastre - que lo rodea. Como no escondo mis cartas porque necesidad de ello no siento, decir ahora que a priori me excita enormemente encontrarme con este tipo de rock, me llevaría a que mi ya de por si prominente aparato nasal corriese el riesgo de seguir buscando el horizonte cual Pinocho del tres al cuarto.

Así que en mi convencimiento vital de que la música me gusta o no y de ahí mi reacción a ella, pulso el play con el torero que Dios reparta suerte flotando en el ambiente. "Deep in the old Forest" centra su mensaje en una serie de sentimientos acurrucados desde que nacemos en el interior del ser humano y que se van fortaleciendo con el tiempo a través de las cicatrices que este deja en tu alma. Y esto es seguramente fácil de decir pero muy complicado de hacer llegar dentro de un mensaje musical. Basado en distintos cuentos y relatos del viejo continente, el disco se abre con "Prelude. The stories", cuyo nombre ya nos da pie a encontrarnos con un breve y bello preludio que nos pone sobre aviso antes de que el riff de guitarra de "Bones, Blood and fear" entre en acción. Equilibrio entre fuerza bien administrada y melodía intimista. El desarrollo de la canción te obliga a prestar atención para no perder detalle. "Mara" comienza de manera sosegada hasta romper con un golpe certero de fuerza. Por cierto, el disco cuenta con la participación de diferentes músicos y vocalistas, tanto masculinos como femeninos que van añadiendo su personalidad a cada canción, como es el caso de "Someone with no name" al que la voz de Alba Bermejo añade cierto tinte gótico. 

"Our promise" añade el violín de Begoña Ramos junto al melódico temple de Abraham Linares a la voz, presumiendo de intensidad sobre una melodía que parece mecerte. Insisto en la necesidad de no dejar pasar todos y cada uno de los detalles que enriquecen instrumentalmente todas y cada una de las canciones de este disco. Tras "Interlude I: Covenant" nos metemos de cabeza en "The fallen one" con matices más cercanos al metal progresivo, no tanto por por la explosión de decibelios que no posee como por esa fuerza intrínseca que si que atesora y que se hace presente entre el paisaje que crean los sintetizadores. "You and I" con la voz de Eleison Braiden, la voz de Begoña Ramos y la guitarra omnipresente de Raúl crean una inquietante melodía, bella y tenebrosa a partes iguales en forma de medio tiempo donde los teclados adquieren una importancia capital. "The midnight Bell" se acerca por estructuras al progresivo más clásico de inicio de los setenta de gente como Genesis de nuevo con ese tono de medio tiempo que domina el disco y un preciso sonido de guitarras. 

Raúl despliega fuerza a través de nuevo del riff en la poderosa "The Crystal Mountain" mostrando su faceta mas dura en la canción mas cañera del disco. "Interlude II: Winter" enlaza con "The old Forest" que además de dar nombre a este álbum le pone también punto final. Sin lugar a dudas un gran trabajo para escuchar con calma e intimidad, atento a cada pequeño detalle e introduciéndote dentro de cada una de las historias que lo componen.

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