AEROSMITH - Toys in the attic

Tras el lanzamiento de "Get your Wings", Aerosmith se sumergieron en 18 meses de continua locura. Como el propio Steven Tyler afirmaba: "I'm a talkie from the start. Wake up and have a beer with my Rice Krispies". En esos tiempos, la competitividad entre los Toxic Twins aumentaba día a día en todos los aspectos, a veces para beneficio del grupo y otras quizás no tanto. Este continuo pulso no se limitaba a sus dotes compositivas, en las que ambos se esforzaban en presentar al resto de la banda sus mejores composiciones. Como cuentan Dave Bowler y Bryan Dray en una de las biografías del grupo, "si Joe tenia un Jack Daniels en la mano, Steven tenía que tener dos. Si el vocalista se hacía una raya, el guitarrista le respondía con otra aún mayor". Todo esto en una espiral que se alimentaba de una vida continua en la carretera, shows de 25 minutos como teloneros y toda la noche de fiesta. Así transcurrió 1974. Llegaba un nuevo año y Aerosmith, con dos discos ya en su haber, se proponían dar el salto a ligas mayores. A opinión del grupo, su discográfica, Columbia, no les prestaba el apoyo necesario, y "Toys in the attic" debía ser el vehículo para ello. El primer single del nuevo disco sale en mayo del 75, "Sweet emotion". Clara muestra de las disputas entre Tyler y Perry, cuentan los rumores que Steven escribió la canción como un dardo envenenado sobre la relación entre la esposa de Perry y él. Tyler ha reconocido que alguna que otra letra de "Toys in the attic" fue inspirada por Elyssa Jerret, quien parece ser, no solo era compañera sentimental de Perry sino también de correrías, lo que muchos achacan a un posible ataque de celos de Tyler. 


"Sweet emotion" se colaba en julio en el puesto nº 36 del Billboard. La primera vez que metían una canción en el Top 40. Parecía que los vientos soplaban a favor. Y no sólo eso. "Toys in the attic" venía a refrendar que Aerosmith conseguían imprimir su propia personalidad a su sonido, creando una forma de sonar que con el tiempo se convertiría en influencia para multitud de grupos que vendrían, algunos con muchísimo éxito, la siguiente década. Sin olvidar ni dejar de lado su ascendencia más evidente respecto a los grupos de los que habían aprendido, el endurecimiento que las canciones comenzaban a destilar les allanaba su propio espacio y camino dentro de la historia del hard rock. Gentes como NY Dolls y los Stones seguían formando parte de su mar de aguas revueltas, un oleaje de ritmos y excesos fuera del escenario que se hacían presente en el disco. Perry y Tyler siempre a la cabeza de reconocimientos, no en vano, eran sus canciones, que ajustaban a la perfección el sonido del grupo. Pero que estas funcionasen de la manera que lo hacían convirtiéndose en más grandes, era culpa de Whitford, Kramer y Hamilton que a pesar de mantenerse en la parte de atrás mediática, se consolidaban como la pieza fundamental del engranaje para que todo rodase a la perfección.


Toys in the attic se convierte rápidamente en disco de oro alcanzando las 500.000 copias vendidas que encaraman el disco al nº11 en los charts. Sin embargo, la prensa musical del momento no parecía compartir el mismo entusiasmo por Toys in the attic. Al menos eso se deja entrever en las primeras críticas del álbum realizadas por Rolling Stones o Sounds. Aunque la gente, que es quien compra los discos y las entradas para los conciertos, no opinaba igual que los críticos. Toys in the attic refleja esa autoconfianza que Aerosmith deposita en si misma y que cobra vida a través de las distintas maneras de las que presumen las canciones del disco. En la memoria colectiva reside para la eternidad “Walk this way” y su omnipresente y reconocido riff, pero Toys in the attic es y va más allá de una sola canción por muy conocida que esta sea incluso fuera de los círculos habituales . Toys in the attic contiene un puñado de canciones que se han convertido en favoritas de muchos fans del grupo.

Este disco marca un antes y un después en la historia de Aerosmith y no solo en el aspecto musical. Precisamente ese después se volvió tan contradictorio y a veces errático que terminó fundiendo el principio de todo y el inicio del fin. Y los desaciertos sobre el escenario, que han pasado a formar parte de la historia mitificada de Aerosmith no hacían más que presagiar evidentes y alarmantes signos de descomposición en el grupo, aunque aún 1976 les deparará grandes momentos. El éxito de Toys in the attic llevó a la banda a una espiral de trabajo continua y la necesidad de estimulantes para mantener el ritmo. El dinero comenzaba a entrar con asiduidad y eso se traduce en gastos en beneficio del grupo con excentricidades como viajar de concierto en concierto en avión privado o recorrer en Canada los 45 metros que separaban el camerino del escenario en limusinas. También se notaba en lo personal. Tyler contaba que vendió sus tres Porsches para poder costearse la heroína peruana que tomaba y por la que pagaba 1.000 $  por gramo llegando a pillar de tres a cinco gramos semanales, aunque es justo reconocer que no solo gastaban en excesos. Joey Kramer le compró un Cadillac a su padre. En definitiva, tantas historias que contar alrededor de estos años que esto se haría interminable. Lo cierto es que como alguien comentó, Aerosmith era la banda americana que podía acabar con la supremacía británica.



Os preguntareis si no voy a comentar nada sobre el aspecto estrictamente musical de Toys in the attic. Pues... mejor buscad en vuestras estanterías y disfrutadlo por vosotros mismos.



Comentarios

Lorbada ha dicho que…
Quizás mi disco favorito de mi banda favorita. Muy buen artículo. Todavia les quedaba fuelle pera rato pero ya empezaban las moviditas entre ellos.
Carlos Tizón ha dicho que…
Cierto, la erosión en la relación comenzaba a agrandarse pero el momento que vivían lo eclipsaba al menos aparentemente
Marian ha dicho que…
es verdad ya se notaba que empezaba el mal rollo, una pena
Recomenzar ha dicho que…
Me he detenido a leerte me gusta el color de las palabras y la pasión de lo que tienes
un abrazo desde lo lejos