DERBY MOTORETA'S BURRITO KACHIMBA - Hilo negro

Llevo mucho tiempo dandole vueltas a como hablar de este disco de Derby Motoreta's Burrito Kachimba porque no deseo que mis palabras lleven a confusión en ningún momento. Sin ningún lugar a dudas, DMBK se han convertido en punta de lanza de un difunto y enterrado mediáticamente hablando Rock Andaluz. Un género que vivió su momento de esplendor a final de los 70 y primeros años de los ochenta, pero que luego fue relegado por otras historias que coparon el favor de discográficas y medios. El Rock Andaluz, por mucho que alguno se empeñe en lo contrario, es muy difícil de etiquetar, catalogar y mucho menos ajustar a unas medidas concretas. Como bien definió el gran Jesús De la Rosa, "El Rock Andaluz somos un grupo de gente que ha aprendido a hacer música sin parecernos a nadie de por ahí fuera, sino simplemente a lo que nosotros siempre hemos sido". Una forma de entender las composiciones también acorde a un tiempo complicado y de incertidumbre, de un clima social que escapaba de los grilletes de la dictadura con el miedo y el ansia por bandera y que de pronto se vio frenado bruscamente por una modernidad impuesta, que representaba menos peligro a ojos del nuevo poder establecido y que podían vender de cara al extranjero como un ruptura con un gris pasado. Dice Pepe Roca (Alameda) en el más que recomendable libro de Ignacio Pérez Díaz, "Historia del Rock Andaluz" que "Los polos culturales en aquella España a caballo entre la dictadura y la democracia estaban en Barcelona y en Sevilla. El underground se había colado en España a través del puerto de Barcelona y las bases americanas de Morón y Rota".

La desaparición de Triana tras la muerte de Jesús De la Rosa, la banda más exitosa frente a un gran público, llevó al decaimiento del género, tanto por la falta de interés del negocio musical como también en algunos casos por el cansancio de alguno de los protagonistas de este rock con raíces. Y aunque Medina Azahara han seguido incansablemente y además alcanzando grandes niveles de popularidad y ventas, y Alameda nunca han terminado de irse, o ilustres como Antonio Smash o Randy López, el principio de los ochenta dio al traste con las carreras de bandas de tal alto nivel y calibre como Imán Califato Independiente, Guadalquivir  o CAI, junto a otras que se situaron a un segundo nivel. Pero eso no ha impedido que el Rock Andaluz, ya inmerso en niveles mas underground, haya seguido pujando por no verse abocado al silencio. El Siglo XXI es testigo de un renacer - siempre con todas las reservas y prudencia ante el significado de dicha palabra - de una serie de grupos que vuelven a llevar en sus entrañas y costuras la apuesta por ese rock de raíces. Tanto desde parámetros cercanos a las formas tradicionales en que lo conocimos, como abarcando nuevas sendas que maridan con historias de las que han ido aprendiendo y haciendo suyas. Porque no olvidemos que si algo define al Rock Andaluz es que no existe una heterodoxia en sus cánones, y por eso nos permite abrir un abanico en el que disfrutar de distintas propuestas. Y así, a riesgo de olvidar a más de uno,  me vienen a la cabeza gente como Atavismo, Bourbon, Fausto Taranto, Califato 3/4 o Qamar. Y por supuesto DMBK.

El interés por estos últimos desde lugares que quizás no hubiesen prestado la merecida atención a las bandas que antes he nombrado, les lleva a una situación de peligroso privilegio porque demasiadas veces según que círculos son propicios al olvido inmediato cuando encuentran un nuevo divertimento. Y aquí es donde al principio recalcaba que espero tener la capacidad de que mis palabras sean bien entendidas, ya que DMBK sin lugar a dudas merecen esa rendición absoluta que muchos dicen sentir por ellos, porque lo actos se demuestran con hechos y sin lugar a duda a los sevillanos les avala su discografía. "Hilo negro" debe de ser su consolidación, ese pequeño y a la vez enorme paso adelante qué demuestra que no son el penúltimo antojo de algún iluminado con cierto poder de atención frente a las masas. Y antes de meterme en harina con este magnífico "Hilo negro" que es como han titulado su segundo disco, solo desear que una vez que con la uña has hecho desaparecer una primera capa, profundices en una serie de grupos que están demostrando disco a disco, canción a canción, el poder de una música que vuelve a surgir con fuerza desde el Sur del Sur. 


Triana siguen siendo un referente reconocible para DMBK, sobre todo al escuchar la voz de Dandy, pero quedarse ahí varado sería un tremendo error, porque esas oleadas de psicodelia que añaden a sus canciones y una visión acorde a los tiempos que viven hacen que su música a pesar de atesorar todo el sabor añejo en sus entrañas sea capaz de sonar actual y escapar de un absurdo reviva que como suele ocurrir siempre les dirija directamente, ya sea pronto o tarde, al cajón del olvido. Con la etiqueta de revelación consumida por la llama de la curiosidad, "El valle" nos introduce en este disco en el que no vas a encontrar ni una sola puntada sin hilo. Guitarras poderosas y psicodelia bien contenida como base reforzando el poder de la voz.  El ímpetu rockero de "Porselana teeth" se transforma en un lamento urbano de poderío entre marcados ritmos. Algo parecido nos encontramos en "13 monos" de guitarras contundentes, bajo contestatario y melodías de voz entre dos orillas, las de ayer y hoy. Atentos a ese arranque furioso justo llegando a los dos minutos de canción. 

"RGTQ" se erige en maneras mas "cordobesas" de entender el rock andaluz tanto por los teclados como las guitarras para a mitad de la canción mostrar su cara más progresiva creando un mar de calma tensa y psicodélica girando hacia un fabuloso final. Se me aparecen Lole y Manuel con los primeros compases de "Gitana" aunque sea solo una sensación que me recorre la espalda mientras la sombra de la semana grande andaluza entre cirios e incienso se instala como una saeta eléctrica para dar paso a la acometida de guitarras y teclado milimetrada por una batería contundente y medida que le añade una fuerza descomunal en el duelo vocal/instrumentos. "Somniu Igni Pt. 2" es quizás la piedra angular del sonido de DMBK, una síntesis de todo lo que representan como concepto dejando entrever la maravilla que son capaces de modelar, capa a capa, con mimo y fuerza, dejando al descubierto sus influencias para darles la vuelta necesaria que las convierta en personalidad propia.


"Turbocamello" destaca por esos toques arábigos que lucen en las percusiones y que se adueñan de la canción meciéndola en un ritmo propio sobre el que desarrollar la canción. "Caño cojo" es quizás la canción más convencional - y mira que es complicado aplicar el término hablando de DMBK - no por sencillez sino por la facilidad con la que podrías explicar la declaración de intenciones del grupo haciendo sonar esta canción. "Dámela" es una de esas canciones que consigue emocionar hasta el tuétano, máxima expresión del rock andaluz que un día conocimos y que de pronto - y con mucho esfuerzo detrás por parte de mucha gente - se colocó en boca de todos. Adoro las guitarras de esta canción. Cierra este titánico disco "La cueva" con una atmósfera apabullante creada a profeso y esa forma de cantar recitando a medio camino del verso y la prosa que tan bien manejan. Sin lugar a dudas este "Hilo negro" es uno de los discos del año y punta de lanza de una fuerza bruta como olas bravas de mar que rompen en el espigón que es la música que emerge desde Andalucía.


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