LORETTA LYNN - Still woman enough

Día libre en el curro y llueve a mares. Ley de Murphy o de probabilidades, vete a saber. Conduzco apartando gotas de la luna de mi automóvil con el acompasado ritmo del limpiaparabrisas, que se vuelve más o menos frenético según el ritmo y la intensidad con que siente el húmedo tacto de las gotas. Quemo diésel y solicito parada porque tengo que comprar cervezas. Mi educación cristiana me enseñó a honrar a mi madre y a que no me falten jamás birras en el frigo. Bueno, quizás esto último lo aprendí viendo la vida pasar en el barrio. Los autos modernos presumen de comodidades pero carecen de reproductores de cd. Un frío pendrive asoma como orgulloso símbolo del triunfo de la tecnología. Ces’t la vie. Alterna freno y acelerador mientras la caja de cambios ronronea en un milimetrado romance con el embrague. En el volante un más y un menos me invitan a amoldar el volumen pero sigo prefiriendo girar la rueda que desata las tormentas sonoras. Viejos vicios que me niego a perder. Ay si yo te contase, con lo que siempre me ha gustado la tecnología y lo reacio que soy sin embargo para algunas cosas relacionadas con ella.


Sin razón de peso ni conciencia concreta, me apetece escuchar música country. Creo firmemente que la música es inseparable compañera de los estados de ánimos e incluso de otros factores externos que uno traduce a su propia manera. Siempre me ha gustado del country ese fuerte arraigo no solo por la tierra, sino también por las costumbres y las maneras. Quizás mi condición sureña aunque de distintas tradiciones se siente unida a la de sus intérpretes. A sus canciones de porche, caminos polvorientos y letanías religiosas. 50 años lleva Loretta Lynn desgranando historias con alma de canciones. Medio siglo y sintiéndose y sabiéndose lo suficientemente mujer aún. Orgullosa y consciente de donde viene como nos relata en “Coal miners daughter”, cuarenta y un año después. Viejas y nuevas canciones fundidas en ritmos añejos que conocemos de sobra y a pesar de todo recibimos como agua de mayo, o septiembre. Adivinar intenciones nunca fue mi fuerte pero supongo que todo está hecho a conciencia. “Honky Tonk Girl”. Colaboraciones de lujo y gloria con Carrie Underwood,  Margo Price, Reba McEntire y Tanya Tucker. Recuperando viejos clásicos nunca olvidados como “Keep on the Sunny Side”, “I saw the light”, “Old Kentucky home” o “Where no one stands alone” junto a temas propios celebrando toda una vida, una entrega afortunada - sobre todo para nosotros - de una música popular que hace ya demasiado que dejó de conocer fronteras establecidas.


Comentarios

Alberto Secades ha dicho que…
Un disco espléndido de esta mujer que se muestra llena de inspiración y energía.

Me gustó el relato de tus trajines en el coche.

Gracias
javierfuzzy.blogspot.com ha dicho que…
Esta bien eso de las enseñanzas de la tradición cristiana, en lo referente a las birras. Enhorabuena por el texto, como dice Alberto, una pequeña joya de road-movie, y si al aparato está una de las grandes, mejor.
Saludos,