No voy a obviar que me acerqué a la serie porque el nombre de Lovecraft resaltaba como una golosa trampa - para mi - en su nombre y eso que hace mucho que no me acerco a la obra del escritor de Providence y su oscuro mundo de extrañas criaturas y terrores cósmicos - nota mental, volver a leer un día de estos Los horrores de Dunwich -. Dicho esto, el primer episodio de la serie merece la pena y mucho y es que nos encontramos con un road trip de terror en la idílica América de los 50, idílica si no eras un negro como los protagonistas de la serie, ya que tenías más probabilidades de formar parte de la letra de "Strange Fruit" de Billie Holiday que preparando tartas de manzana en la cocina de tu casa. Así que nos encontramos con un episodio inicial repleto de buena música, ritmo, criaturas fantásticas herederas de la imaginación de H.P. Lovecraft que te dejan con ganas de más y deseando entrar en harina con el resto de la serie. Pero ahí amigos, es donde Territorio Lovecraft pincha hueso. Diez episodios con un evidente hilo conductor pero que forman en si un pequeño micro universo con su propia historia y centrando la importancia en uno u otro protagonista, que además no dudan ni un solo instante en rendir homenaje a multitud de películas de terror y ciencia ficción que se van dibujando en tu cabeza si eres aficionado al género y además como tema central denunciando el racismo que imperaba en la sociedad norteamericana en aquellos momentos, agravado en demasía sobre la mujer.
Pues pinta bien, podéis pensar. ¿Dónde está la pega?. Pues que no todos los episodios mantienen el nivel cuando hablamos de argumento porque tampoco quizás han sabido sacar el jugo a muchos de los personajes secundarios en el momento que asumen su porción de protagonismo, bien porque el personaje no da para más, o porque el giro argumental hace agua por muchos lados y no ya solo para aquellos no aficionados a la ciencia ficción que encuentran peros con demasiada facilidad sino incluso para aquellos a los que gustamos del asunto. Ojo, que igual os estoy dando la impresión de que es mejor apagar la televisión y salir corriendo en cuanto aparezcan los créditos finales del primer episodio, y no es así. Es sólo que esa ambición por abarcar mucho les termina haciendo apretar poco. El pretender que Territorio Country sea a la vez una serie de terror, una cinta de aventuras y un reflejo del comportamiento social de antaño - y del presente también - no es tarea fácil. Territorio Lovecraft nos deja capítulos para mi gusto de muy buen nivel, como el primero - el mejor sin lugar a dudas y que os recomiendo de todas, todas -, el tercero, octavo y noveno en el que son muy acertados en las referencias. Aún así, para una de estas tardes de mal tiempo que te quedas en casa, Territorio Lovecraft se puede convertir en una buena manera de matar el tiempo.
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