RESEÑAS EXPRESS CON NOMBRE DE MUJER: ALLISON RUSSELL/ HALSEY / NAT SIMONS / JODIE CASH/ SAMANTHA FISH
Las fechas marcadas en el calendario de nada sirven si su efecto no se extiende durante todos y cada día. Creo en la mujer sobre todas las cosas porque además he comprobado en primera persona su fuerza y tesón, su espíritu de sacrificio y rebelión, su talento natural y el cultivado a pesar de jugar con el marcador en contra casi desde el minuto uno.
A una mujer debo la vida en todos los sentidos y esa es una deuda que nunca se termina de pagar. A otra he tenido la suerte de tenerla como compañera de camino. Mujeres de mi día a día. También mujeres que ponen música a mi existencia, que me regalan sus emociones. Mujeres con las que la vida nunca es fácil porque les pone la zancadilla a la más mínima oportunidad. Mujeres a las que les sobran hechos y razones para que nadie tenga nada que objetar.
No existe lugar a duda que Allison Russell es una de esas mujeres que conoce en su propia carne los horrores del infierno. Una niñez marcada por los abusos sexuales por parte de su padrastro, un mal nacido supremacista blanco que volcó todo su odio y frustración en Allison. Y fruto de las heridas profundas marcadas a fuego para siempre se transforman en este "Outside Child" primer disco en solitario de Allison, un puñado de canciones con alma que terminaron saliéndose de un posible nuevo disco de Birds of Chicago para conformar esta declaración a corazón abierto en forma de disco.
Esa añoranza de sus raíces empapada en dolor se hace verbo en la inicial "Montreal". Una canción de amor. su ciudad de la que tuvo que escapar para intentar vivir en paz. El amor como redención, como esperanza florece en "Persephone" acompasado por el pedal Steel de Steve Dawson, una historia de amor adolescente marcada como el renacer a una nueva vida. Una canción que emociona. Porque "Outside Child" es un autobiografía contenida entre notas musicales, un viaje desde dentro hacia fuera, que fue naciendo en el bus de gira de Our Native Daughters y tomando forma como tan solo puede hacerlo cuando se canta sobre aquello que te desgarra el alma.
El protagonismo absoluto de la voz de Allison Russell, corazón en mano, en garganta, en las manos para escribir estas canciones escoltado por la belleza de una musicalidad a la altura que conforma de "Outside Child" uno de esos discos que te acompaña en momentos de recogimiento, de celebración de vida. Como dijo la propia Allison Russell: "Sin la música ya no estaría entre los vivos".
No voy a negar que me acerqué con todas las reservas del mundo a este nuevo disco de Halsey, que navega por unas aguas en las que normalmente me encuentro mas cerca de la zozobra que de llegar con buen pie a puerto. Pero el hecho de qué Trent Reznor y Atticus Ross estuviesen en la producción tendió el puente para tratar de conectar con el pop de Halsey. Marcada por los trastornos depresivos enfrentados a una maternidad cuyos problemas de llegada se estaban convirtiendo en una peligrosa obsesión y que se transforma en salvavidas y una experiencia que volcar en sus nuevas composiciones que se tornan casi de forma natural al sonido que las huestes de NIN consiguen dotar al disco.
"If I can't have love I want power" es un grito puño en alto por el empoderamiento femenino desde la veracidad de quien cree y lucha por ello. La fuerza y la sensibilidad nata de Halsey capaz de convertirse con la misma facilidad en perturbadora o intima desgranando cada detalle de las experiencias que la han llevado hasta este nuevo disco, todo ello con esa base atmosférica tan propia de la mano de Reznor. Canciones como "Easier than lying" o "The lighthouse" desprenden un poder ante el que no te queda más remedio que arrodillarte para colocarte a su servicio hasta donde haga falta, en una demostración de rabia contenida que Halsey hace suya.
Conviviendo con el pop electrónico de canciones como "Girl is a gun" o la acústica de "Darling" en la que explota esa faceta de cantautora de tiempos modernos nos encontramos con la explosión de "You asked for this" donde se hacen presente la arrolladora influencia de la mujer en el rock de los 90 o "Honey" con Dave Grohl a la batería donde explota la vena pop para construir una canción sencillamente adictiva. "If I can't have love I want power" es de esos discos donde alzo las cotas pero ante el que me termino rindiendo.
Nat Simons en su nuevo disco apuesta a cara descubierta por la transgresión, por aparcar su faceta folk para recuperar y reivindicar la bandera de la importancia en el rock de mujeres como PJ Harvey o Fiona Apple. "Felina" nos muestra a una Nat Simons que haciendo referencia al título del disco es capaz de mostrar uñas y dientes unas, otras portar sensibilidad.
Un camino de encuentro entre el rock y el pop, que se muestra claramente en canciones como "Déjalo ser", Atrás han quedado, no sé si momentáneamente los vientos polvorientos de las raíces norteamericanas en su sonido para tratar de profundizar en el glam andrógino de Bowie o como ella misma ha reconocido en alguna entrevista, del más inspirado Marilyn Manson.
Otro paso arriesgado es el salto del inglés como lenguaje vehicular hacia el castellano - algo que se ha dado curiosamente en varios grupos y artistas en este último año - como seña de identidad. Simons muestra como baza ganadora el gran uso de la melodía que contienen sus canciones, capaces de brillar y entenderse de forma natural con ese trasfondo rockero que posee por ejemplo "Macabro plan" y su regusto al sonido británico a la que envuelve con ese gusto pop capaz de de obviar cualquier atisbo de endulzamiento superficial y adaptarlo con total naturalidad. Aún quedan ecos de un pasado reciente como se puede observar en "Extraña religión", una maravillosa canción en la que ese estribillo te lleva a no querer escapar.
También Jodie Cash da un paso adelante con este su tercer disco, "Mil noches". No solo es ofrecernos sus letras en castellanos, también sin dejar el rock americano como base musical y sustento, abrir su baza para desenvolverse con igual facilidad en otros terrenos que casan perfectamente con su manera de entender la música y tenderla hacia los que disfrutamos con sus discos.
Esos ecos latinos que se hacen presente en "Enemiga" y que trae a mi cabeza al siempre recordado Willie Deville, la fuerza intrínseca del blues que se muestra de forma natural en "Como un blues" o ese sentido "Janis" de guitarras maravillosas donde rinde homenaje a una de las voces fundamentales para cualquiera de los que amamos el rock.
El rock sigue siendo la fuerza vital de Jodie Cash, "Noches mágicas" es toda una declaración de intenciones de guitarras ardientes, melodía evocadora y letra que firmaríamos cualquiera de nosotros o con "Siempre libre", adaptación al castellano y a su propia personalidad de "Take it easy" que inmortalizaran The Eagles. "Mil noches" es una apuesta por acercar su música a un mayor número de personas, por imprimir un sello propio que escape de círculos que a veces se terminan convirtiendo por convicción propia en excesivamente estrechos, y eso no es sencillo, porque la jugada si no se posee el talento necesario ni la inspiración adecuada se puede terminar con un producto vacío. Afortunadamente no es el caso, "Mil noches" es un disco que apunta fuerte y alto.
A estas alturas con Samantha Fish poco hay que reivindicar y sí mucho que disfrutar, porque si no conoce aún el trabajo de la salvaje guitarrista canadiense vas bastante tarde amigo. Junto a un peso pesado como Josh Freese en la batería y Diego Navaira al bajo, Fish se muestra correosa y poderosa, sacando fuego de su guitarra y poniendo sobre la mesa ese blues rock eléctrico de poderío infinito que es ya tan suyo a la vez que muestra como aderezarlo con grandes melodías. Un claro ejemplo podría ser "All ice no whiskey" en la que se muestra sensual a la vez que poderosa.
Samantha Fish deambula con maestría entre el power pop revestido de blues de "Twisted ambition" coronado con un magnífico estribillo o "So-called lover" en el que esos teclados brillan con luz propia, el deambular por la frontera del pop con "Crowd control" en el que bajar revoluciones pero dejar marca de la casa con un incendiario solo de guitarra. Por supuesto hay lugar para el blues rock de proporciones mayúsculas de canciones como "Imaginary war" o la que abre el disco y a su vez de la nombre, "Faster", la potencia desbocada de "Foreve together" y la impronta rockera más el lucimiento vocal de "Loud", porque tendemos a centrarnos en el trabajo con las seis cuerdas de Samantha Fish pero no podemos olvidar su versatilidad a la hora de encarar las labores vocales tan importantes en sus canciones.
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