PANTERA - Vulgar display of power

Dicen que el tiempo lo cura todo, aunque hay ciertas heridas cuyas costuras jamás terminan de curar del todo. Y eso de que el tiempo pone a cada uno en su sitio, bueno, la historia está repleta de ejemplos empeñados a base de verosimilitud en llevarnos la contraria. La distancia siempre es un buen lugar donde asomarse para nunca perder la perspectiva, para comprender que ojos del presente sienten confusión al observar el pasado aunque cuando este era presente les pareciese lo más adecuado porque cada situación es esclava de su época. Sin embargo, hay veces que el paso  del tiempo no solo no desvirtúa sino que colabora en acrecentar la leyenda. Nunca un título corrió de manera tan paralela al contenido de un disco como el que Pantera arrancó de sus sangrantes entrañas un 25 de febrero de hace 30 años. Un disco que no es ninguna vulgar demostración de poder sino todo lo contrario, un ataque tan precisamente dirigido que las afiladas rocas de los días desterrados no han sido capaz de erosionar lo más mínimo.


Desde su portada mítica imbuida de leyenda urbana, su título inspirado por aquella frase que una terroríficamente poseída Regan esputaba al padre Karras: “That’s much too vulgar display of power Karras”. La intención arraigada de colocar tierra quemada de por medio con un pasado anterior a “Cowboys from hell”. La aseveración de ser más duros que nunca pero con la intención de repetir dicha aseveración en cada lanzamiento futuro. Si “Arise” de Sepultura había escrito tan solo un año antes la palabra metal con mayúsculas, Pantera hacían lo propio pero además cimentaban un árido terreno que explorar y explotar por otros que llegasen a continuación - como volviese a hacer con el southern metal en 1996 en “The great southern trend kill” - e hiciesen suya una nueva manera de entender el metal que empeñados en colocar etiquetas alguien denominó Groove metal. Un álbum en el que frente a tu cara como un certero y descomunal puñetazo parecen salir ganadores los abrumadores y gigantescos riffs de Dimebag Darrell y la iracunda lección de violencia expuesta en la voz de Phil Anselmo. Pero en un segundo plano a la hora de recibir alabanzas aunque  rayando el mismo nivel de grandiosidad se encontraba la fuerza bruta y a la vez precisamente milimetrada en favor del ritmo de la batería Vinnie Paul y la certera ejecución disfrazada de austera del bajo de Rex Brown, un tipo que siempre en la sombra de la exposición mediática que absorbían Darrell y Anselmo focalizando protagonismo en el sonido de Pantera pero del que alguien como Doug Pinnick, bajista de King’s X decía: “he could execute every song with the kind of brutality and groove that was rocking me like only a bass player can”.



"Cowboys from hell" había puesto a Pantera en el mapa del heavy metal. Dispuestos a aprovechar todas y cada una de las oportunidades que se les presentasen, él tocar en el Monsters of Rock en Moscú de 1991“ era algo que no podían dejar pasar y que dejó claro que solo existía ya un camino para ellos. A la vuelta de la por entonces Federación Rusa, el "Black Album" de Metallica sonaba en todas la emisoras norteamericanas. Para Pantera, los de Hetfield y compañía habían vendido su alma al diablo por un - bastante grande - puñado de dólares, así que era la gran oportunidad de ocupar ese lugar en la cima del metal que presuponían que quedaba desierto y no estaban dispuestos a que ese sitio se lo quedase cualquier otro. ¡Válgame si lo consiguieron!.

"Vulgar display of power” sigue sin hacer prisioneros treinta años después. Ni una jodida bandera blanca tiene utilidad a la hora de rendirte a su desatada tormenta que toma forma desde la inicial “Mouth  for war”. Sucesión de golpes, arriba, abajo, al costado, al mentón, con un riff monolítico y Anselmo cual boxeador cuya única obsesión es dejarte k.o. lo antes posible, manejando perfectamente la agresión constante de su registro vocal. La tormenta que provocan los dos hermanos en "A new level" hace temblar los cimientos mejor agarrados. Y si con tan solo dos canciones ya presientes que es un disco perfecto explota en tu cara "Walk", aguerrida, con una guitarra descomunal y un Anselmo estratosférico. Un puto clásico del metal en cualquiera de sus dimensiones. "Are you talking to me".




Si existe un título de canción perfecto para definir este disco, sin lugar a dudas es "Fucking hostile". Si antes de que saliese el disco, alguien albergaba la duda sobre si Pantera estaban dispuestos a ceder alguna concesión a la comercialidad, "Fucking hostile" despejaba cualquier incertidumbre. Pantera querían ser los más duros, pero también reconocían escuchar las demos de gente como Nirvana y Soundgarden y disfrutar de su sonido. Siempre he pensado que esas dos acciones supuestamente paralelas se unen de forma indescriptible en "This love", donde la melodía de Anselmo absorbe influencias para seguidamente transformarlas en el arrebato violento como un latigazo del estribillo. El simulacro de calma queda borrado con la furiosa velocidad de "Rise" y uno de mis solos de guitarra favoritos del disco.

"No good (attack the radical)" posee las partes thrash más reconocibles sobre todo en el estribillo y el sober urbano de su estrofa. Si alguien es capaz de desconfiar de Darrell debería escuchar con atención "Live in a hole" donde atrae hacia si el protagonismo de esa manera que tan pocos son capaces de hacer y salir airosos del envite. "Regular people" es otra demostración de cómo el riff se convierte en conductor fundamental en una nada vulgar demostración de poder. Otro de los grandes puntos fuertes del disco es "Demons be driven" con ese incesante golpeo a base de riffs que aún no ha terminado de salir uno cuando ya te está hostigando el siguiente. Cierra el disco "Hollow", de tiempo marcadamente lento a la manera que tan fantásticamente sabían hacerlo Black Sabbath, demostrando el amplio registro de Anselmo y la versatilidad de unos músicos empeñados en marcar época. 



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