OZARK TEMPORADA 4

"Nothin' last forever, and we both know hearts can change, and it's hard to hold a candle in the cold November rain" cantaba Axl Rose en la archiconocida November Rain y me viene como anillo al dedo para resumir lo que me ha parecido la cuarta y última temporada de Ozark, una serie que reconozco me tenía enganchado gracias a las tres temporadas anteriores. Me gustan esas series en la que los buenos son los menos malos de los malos. Sons of Anarchy, donde los "héroes" eran unos tipos que traficaban con drogas, armas, eran unos proxenetas y te metían una bala entre ceja y ceja a la más mínima. Breaking Bad, donde un afable profesor cocinaba meta e iba convirtiendo progresivamente su personaje en todo en dechado de villanía. Por supuesto Ozark, donde los protagonistas, blanquean dinero para el cartel mexicano y tampoco les tiembla el pulso cuando es necesario.

Los negocios turbios de los Byrde llegan a su cuarta temporada. A veces el enroscamiento de una serie se hace patente cuando comienza a tratar de alargar su existencia una temporada tras otra, con el consiguiente riesgo de como ocurre con series como The Walking Dead terminar ofreciendo un par de estruendosas y excitantes tormentas en medio de un interminable desierto de quietas arenas. Ojo, no me malinterpretes, hasta la tercera temporada no es desde luego el caso de Ozark, que a base de un guión bien trabajado iba escalando en intensidad alcanzando picos de gran nivel.


Llega la temporada cuatro. Muchas veces las perspectivas y expectativas pueden llevar a uno u otro puerto las sensaciones creadas. Reconozco que esta última temporada se me ha terminado haciendo larga, tal vez porque la he visto de un tirón y no en las dos partes que los productores nos proponían. Si bien en la primera parte de la temporada, el entusiasmo se mantiene, y las posibilidades que abren las situaciones que se van dando - no os quiero hacer ningún tipo de spoiler - son bien recibidos y vuelven a situarme con la necesidad de devorar capítulo tras capítulo, en la segunda parte de la temporada, percibo la sensación particular de que Ozark se está metiendo en un callejón sin salida, del que no sabe salir y que incluso la incorporación de nuevos personajes que podrían facilitar dicho acto, carecen, o al menos no van a tener el tiempo necesario para consigue ese peso específico.

Sin duda, la gran protagonista de la última temporada de Ozark es Wendy Byrde, cuyo personaje va creciendo de manera imparable consiguiendo acaparar buena parte de la atención en ella y sus continuos manejos donde retrata la implicación de poderes públicos y empresariales en los negocios turbios. Además esa sensación de impunidad, de que el fin justifica los medios y de constante perversidad que la rodea consigue que se coma al resto de personajes a los que eclipsa, tan solo pudiendo presentar batalla Ruth  Langmore. Inverso es el papel que va adoptando Marty Byrde que se me va volviendo cada vez más anodino y estancado. Cuidado, que me está dando la sensación de que esta última temporada no merece la pena y no es eso, pero sí es verdad que va decayendo progresivamente y para mi no cumple las expectativas creadas. Aún así, sigue siendo una gran serie en conjunto.

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