PHILOSOPHOBIA - Philosophobia (2022)
Quince años nada menos ha tardado este proyecto de metal progresivo en por fin comenzar a andar. Si me dais un momento para que os lo explique, quizás ya no parezca tan extraño, más en unos tiempos en los que muchos músicos andan envueltos en tantas historias que no dan abasto para todo. En 2007 Andreas Ballnus (Perzonal War) y Alex Landenburg (Kamelot/Mekong Delta) deciden montan una banda junto con la que grabar un álbum conceptual - algo muy original tratándose de metal progresivo, diría yo que perdí hace demasiado la fina ironía - pero después de dar forma a algunas demos, el primero se une a la banda de Paul Dianno y el segundo a Annihilator, con lo que la cosa queda parada por el momento. En 2018 aparece en escena Kristoffer Gildenlöw, el ex de Pain of Salvation y parece ser que después de que Ballnus le pusiese las demos grabadas con Landenburg, Kristoffer le anima a montar la banda ellos tres junto a Tobias Weißgerber y Domenik Papaemmanouil (Wastefall), con lo que por fin se meten en el estudio en 2020 para comenzar a grabar este homónimo debut que por fin se publica este 2022.
Cuidado, que aquí hay mucho más, y es solo un soplo a la memoria porque estamos hablando de unos tipos con una destreza fuera de toda duda pero que además son capaces de componer grandes canciones, algo de lo que a veces el exceso de técnica adolece, o al menos es la impresión que nos llevamos los profanos en territorios de complicados desarrollos y excesivos vericuetos musicales. El disco desborda potencia y los destellos guturales de Domenik, en dosis controladas y pinceladas que refuerzan dentro del desarrollo melódico de la línea de voz - por ejemplo en "Time to breathe" - manteniendo su espacio propio frente a unos músicos que demuestran en cada momento su potencial y lo más complicado a veces, la capacidad de sonar como una banda, como un todo.
También hay lugar para templar los ánimos y elevar emociones con el medio tiempo "Between the pines" donde sobresale el piano y ese tono sinfónico gracias a los coros que son capaces de enriquecer la canción o el precioso inicio de "A light ceased to exist" donde de nuevo el piano cobra protagonismo creando la atmósfera propicia para que tanto el marcado ritmo de batería como la entrada de las guitarras hagan elevarse la canción que se refuerza con un potentísimo riff recreando las complejas estructuras de las que presumen. Un muy buen disco de metal progresivo de acceso fácil para el oyente no versado en los caminos más complicados del género.
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