KING SAPO - Sexo en Marte (2022)

Poco estoy publicando este mes de agosto, reconozco haber entrado en una fatigado estado de letargo influenciado por el calor a la hora de escribir, un rechazo instintivo a sentarme frente al teclado del ordenador y tratar de plasmar con mayor o menor acierto las sensaciones que me produce un disco. Quizás porque las obligaciones son aquellas que empujar a llenar el estómago y cubrir la imposición de facturas naturalizadas como maneras de vivir del vaya usted a saber por que llamado estado del bienestar, el placer como esencia vital no puede ser manipulado en unas hojas de excel o una dedicación voluntariamente involuntaria, aunque el sentido se haya perdido a mitad del camino. Los púlpitos se hicieron para escuchar proclamas que emocionen y entronar plegarias colectivas preparadas para allanar el camino al paraíso, pero también para escupirles con y sin rabia y mostrarles los incisivos con predisposición. El Rock And Roll a veces me parece tan adulterado que pido cita que nunca llega a una sanidad pública amparada por el guiño nervioso de un político con aires de grandeza a ver si el doctor me receta algo que combata la fatiga pero al final termino recurriendo a la vieja receta casera de una cerveza bien fría y un disco que me hace dar una patada a las puertas de la inanición.

Me entusiasmo con algo aparentemente tan sencillo como una guitarra en su justo volumen. Muevo mis pies con torpeza pero con convencimiento, sin desandar el camino porque el arrepentimiento quizás sea un sano ejercicio mental pero realmente no cambia las cosas. Aprendo de los errores que siempre es más divertido que hacerlo de los aciertos. Me reafirmo en el convencimiento pleno de que hice bien al preferir un segundo de acordes ratos que un domingo de paella en multitud. Prefiero pasar por un bicho raro si eso me sirve para disfrutar del "Sexo en Marte". Subo el volumen y miro de reojo a la complice de mis miradas que con esa sonrisa que guardo en el bolsillo que cosí cerca del corazón me asevera que esto si es lo que me gusta a mí. Un poco de aquí, algo de allá, un aliño bien estudiado y mejor preparado, que se convierte en una canción que me lleva a un lugar del que deseo no regresar.




No importan las apariencias aunque la portada de este disco ya te esté susurrando al oido que el pálpito viene de bien dentro y también de bastante abajo. Me siento abrazado con las acústicas de "Temporal", tanto que no necesito ningún jodido refugio bajo el que buscar techo y me entrego a su magia a pecho descubierto. Enchufo mis dedos en la electricidad de "Deja que vibre" y sus hechuras funk que me aseguran que no soy negro porque no fui tocado por la gracia del movimiento pero sí lo reconozco a primera vista o  con "La vida es hoy". Me lanzo en picado como un loco a la deriva con la potencia de "Te sigo, te huelo" o "Insecto" y su sonido arrastrado y arenoso. King Sapo pueden ser directos como un guiño que señala los aseos de un garito o dar rodeos como un cortejo a media luz que me seduce con los siete minutos lisérgicos y oníricos de la canción que da nombre al disco, donde esa fuerza vital se muestra de manera inmisericorde. Vuelvo aunque sea tan solo un instante para clamar las virtudes del "Sexo en Marte", obra y gracia de King Sapo.


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