SIDEBURN - Fired up (2022)

La lujuria es un pecado capital cuando se le rinde pleitesía en locales de alimentados prefabricados al amparo de una marca comercial pero es placer de dioses cuando se empapan los sentidos de efluvios y sabores que manejan el éxtasis hasta más allá de donde seas capaz de estirar los límites. En lugares oscuros donde las fregonas huyeron hace tiempo despavoridas he matado el hambre cuando en mi bolsillos no había ni agujeros, pero aún así prefiriendo desconocer el toque de la casa los prefiero mil veces. Mis opciones las tengo claras, con mi dinero voy donde quiero o hasta donde este me permite que de sobrarme valor y algún pasamontañas, igual la opción de sacar dinero del banco con una recortada sustituiría al usual método de la tarjeta de crédito. 

Me pasa igual con el Rock And Roll, me aburre de manera suprema cuando se pretende baremar las emociones que son capaces de producir un puñado de canciones. Las pretensiones son ilusas cuando se trata de medir la cantidad de electricidad que unos acordes son capaces de hacer ahondar en tu cuerpo, tu espíritu, tu puñetera espina dorsal. Alejad de mi esas inmisericordes tesis doctorales y dejadme disfrutar. Abro una cerveza bien fría, giro el dial del volumen, tan cascado por el tiempo que perdió su metálico botón y ahora se conforma con una sencilla agarradera que cumple con su misión como el mejor de los soldados de fortuna.



Por esa razón me gusta tanto la propuesta de gente como los suizos Sideburn, hard rock de hechuras clásicas, riff en primera línea, sabor añejo y melodías por las que brindar. “Free ride” es puro rock and roll y si, me voy a ahorrar el tópico aunque sea una verdad como un templo. “Feel the heat” es de esas canciones con las que desgarrar tu garganta y acabar ronco. Las guitarras de “Sweet Obsession” dibujan líneas maestras mientras que “Bad side of town” es un blues infeccioso pleno en potencia y distorsión. “Standing in the headliness” hereda maneras de la banda de los hermanos Young mientras que “Heading down the road 69”  me ha traido a la cabeza lo que hicieron en el 89 Ten Years After con aquel “About time”.

Hard rock directo con “Devil in me”, poderío desatado en “Restless call” donde la guitarra ruge ylos coros adornan el estribillo. “Mystical Lady” busca la mezcla entre el hard más melódico y un riff de cariz bluesy a lo Cinderella - el riff, no la melodía-. “Die a million times” suena conocida pero no por ella cansina aunque quizás le echo en falta un poco más de garra y menos rollo a lo Def Leppard. Se desdicen con “Paid my dues” donde prenden fuego combinando la rabia del hard rock con cierta reminiscencia garage rock. Cierran el disco con “Tired of the road” que coronan con un gran estribillo. Hard rock de guitarras crujientes. Para mi eso es buena señal.


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