ARKADA - Arkada (2022)

Suena esta tibia mañana de noviembre en mi reproductor el disco debut de Arkada. Llegó a mis manos gracias a Pedro Barroso, un tipo que exuda rock and roll por todos sus poros y lo hace visible desde distintos frentes, ya sea desde la radio (Feedback Rock en Canal Extremadura), como bajista en diferentes historias (Jenebraos, Hysteria) o guitarrista (Nessa), colaborador de distintos medios y también tras los mandos en grabaciones y producciones como las de Invic Terror, Sergio Redam o los propios Arkada. Los de Malpartida de Plasencia (Cáceres) están de regreso casi un cuarto de siglo después de su parada en boxes y como ellos mismos explican: "Formados a principio de los 90, sobrevivimos a decenas de canciones, conciertos y un paréntesis de 23 años para volver con el colmillo y el corazón más afilado. Nuestro primer disco, esbozado hace ya un cuarto de siglo, por fin ve la luz saldando una deuda pendiente, ante todo, con nosotros mismos." Así que su formación original y el corazón en sintonía con la cabeza, Arkada nos ponen delante nueve canciones de rock visceral.

La influencia de Robe Iniesta es palpable sobre todo en la voz y es algo que sinceramente me atrae, porque pienso que no hay refrán más mezquino que aquel que habla sobre no ser profeta en tu propia tierra. El empuje de las canciones de Arkada llega de frente, mensaje en las letras, guitarras en primer plano, crudeza natural no impostada. La palabra es el mejor vehículo para el mensaje y cuando se le pone música tiene la capacidad de anidar en tu espíritu y ser capaz de promover intenciones. Me gusta ese tono cabrón que detecto en "A sangrar" o esas guitarras  que dibujan pasajes de "Jardín de arena". No quiero perderme en resumir en una sola línea lo que representa cada canción, el trozo de vida ofrecida por parte del grupo a cada uno de nosotros cuando nos abrimos a ellas.

El rock and roll necesita las lentejuelas, las luces de neón y los gestos desairados. Pero también su ración de calle, de rabia contenida, de orgullo de la gente de barrio quelucha a brazo partido por llegar al día siguiente. Cantaba Kutxi Romero sobre los poetas de contenedor pero yo me refiero a los trovadores de historias vividas con callos en las manos. Arkada entonan sus himnos sobre el asfalto pero tambien se dejan embargar por ese sentido de pertenencia, por esa fe inquebrantable en lo que hacen. Ojalá no pasen otros 23 años, ni tan siquiera 23 meses para que volvamos a tener noticias sonoras pero dejadnos tan solo el tiempo preciso para degustar este fantástico puñado de canciones .


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