Lecciones de violencia: DML/MURDER WORKER/BLOOD INCANTATION


Llevo quizás demasiado tiempo sin traer sonidos extremos al blog. ¿La razón?. Ninguna en concreto. Ya sabéis los habituales y aprovecho para ponerlo en conocimiento de aquel que se adentre desde hace poco en este tugurio virtual, que las cosas aquí funcionan siempre por pulsaciones y no con ninguna premeditación. En esa continua catarsis de vaivenes sonoros en el que convierto mi día a día hay espacio para atravesar límites hacia cualquier lado sin ningún tipo de pudor y aunque rescato con regularidad discos concretos de gente como Pestilence, Entombed y Dark Tranquility ( “Testimony of the ancients”, “Left hand path” y “The Gallery”) tambien abro mis oidos a lo que se  cuece por ese profundo peculiar submundo del metal extremo patrio donde un puñado de sellos y una bien conformada legión de bandas siguen supurando morbosidad sonora a través decsus canciones. Os dejo unas cuantas lecciones de violencia impartidas por gente curtida en esta historia.

DML - DiscordMeansLiberation (2019)

Particular banda sevillana de grindcore que se oculta tras un predeterminado hermetismo que les lleva a no hacer entrevistas o facilitar información entre otras cosas. Así que a pesar de tener localizado a uno de sus miembros me acojo a la cuarta enmienda o la que sea con tal de mantener mis labios sellados. 

Siete canciones (incluye en su cara B su e.p. de 2017 “DangerousMuteLunatic“) en apenas diez minutos como muestra de su música. El fino equilibrio entre la fascinación y el caos sonoro hila excesivamente fino en el grindcore  por lo que la destreza de los músicos es la unica llave para que la balanza se incline hacia uno u otro lado. Me fascina como estos tipos son capaces en apenas sesenta o setenta segundos de construir ese muro de contención en el que percibes cada movimiento. Reconozco que me fascina el trabajo realizado por el guitarrista de DML. “Infinitesimal” y “Indentured servants” son mis preferencias.

MURDER WORKER - Where the scum becomes dinner (2021)

Precisamente un miembro de DML, si, ese, fue quien me puso tras la pista de esta banda de death metal también originaria de Sevilla. Lo primero que me fascina es esa maravillosa portada. Centrándome en lo estrictamente musical, Murder Worker presumen sin perjuicios de los patrones del death metal clásico pero es que ademas cuando introducen esos patrones lentos y pesados son una auténtica brutalidad que me atrapa con la fascinación insana de quien va por su propio pie al matadero.

Lo que me ha atrapado principalmente decestevdisco es el hecho de que Murder Worker no necesiten ser los más veloces del lugar sino que la dureza que contienen las canciones de este disco se construye a base de unas guitarras que exponen las lecciones aprendidas del death metal más clásico exponiéndolas con tinoa elementos melódicos. Otra de las características del sonido de Murder Worker que destaca es que la batería no está inmersacen una carrera histerica al infierno sino que conjuga el verbo brutalizar sin la necesidad de que sus tiempos  compuestos necesiten añadir la velocidad, sino que ese ritmo medio es el  que reviste las canciones de esa contundencia abrumadora. 

BLOOD INCANTATION - Hidden history of the human race (2019)

Supongo que por cosas del algoritmo, YouTube plantaba estos días frente a mi cara, unos vídeos que sube cierta cadena de tiendas de discos allá por los States, en el que el grupo invitado va cogiendo ciertos discos  a los que acompaña de algún breve comentario. En este caso el grupo era Blood Incantation y viendo los discos escogidos porvsus miembros comprendes lo que ocurre en sus  cabezas cuando secsientan a componer y aparecen obras maestras como este segundo álbum de los de Denver, cuatro canciones en treinta y tantos minutos, donde las concepciones clásicas del death metal absorben elementos progresivos, doom e incluso psicodélicos en una demostración avasalladora de técnica. 

Capaces de recrear momentos decdistintos registros en una misma canción, de frenar de maner progresiva hasta llegar a un ensordecedor silencio que es el  preambulo de un nuevo ataque frontal. Todo ello con unas guitarras espectaculares durante todo el disco que me volvieron loco cuando editaron el disco en 2019 y sigue haciendo en posteriores hasta la actualidad. Ese final, una inmensa suite de 18 minutos en los que  conviven ese death metal tecnico deudor de los Death de Chuck Shuldiner, pausas que dejan entrever los elementos progresivos e incluso bajadas al inframundo del doom.






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