JOHN SERRANO - Into oblivion

El arte es un ente abstracto con alma, forma y cuerpo por muy contradictorio que pueda resultar lo que estoy diciendo. Su máxima capacidad es la de conseguir remover sensaciones en aquel que lo contempla incluso cuando estas puedan llegar a ser diametralmente opuestas a las propias motivaciones del creador de la obra. Mi cuñada pinta maravillosamente y tenemos la suerte de que algunos de sus cuadros cuelgan en las paredes de casa. Hace ya algún tiempo nos quiso regalar uno de sus cuadros que a todos alrededor, ella incluida, les provocaba sensaciones distintas a las que despertaba en mi mente. Una oscura sensación de tristeza y desolación, un sonoro adiós sin retorno tomaba forma en mi cabeza al contemplar una obra cuya belleza me cautivaba pero su mensaje, quizás no el que mandaba pero si el que yo interpretaba, me producía un rechazo instintivo. Y esa es la grandeza del arte, su capacidad de producir en ti percepciones contradictorias, construir un cielo e infierno que conviven tan próximos que se mezclan en una borrosa simbiosis.

Si a veces es la transitoria paz mental del receptor quien interpreta la evocación, no debemos olvidar que al final no es mas que un afortunado espectador ocasional que disfruta del estado de gracia del autor. Tengo en mi poder el nuevo sencillo de John Serrano y os aseguro que es un honor que John haya decidido que sea este oscuro tugurio virtual donde los sentimientos arrinconaron cualquier atisbo de objetividad desde el comienzo sea el primer lugar donde se hablé de esta nueva canción suya que estará a disposición del mundo mañana viernes 3 de febrero. John, después de su "Entropy Waves" en el que descorría los cerrojos para dejar escapar su vena más rockera vuelve con este nuevo single al camino enlazado con el fantástico "Mexico/Texas" y ese oscuro synthwave del que hace gala, un estilo musical que nunca permití cruzarse en mi camino casi ni con el mínimo roce y sin embargo John consiguió que le prestase la atención necesaria y descubriese matices que tan solo con rascar con la uña una primera capa saldrían a la luz.

Lo reconozco, llevo toda la mañana escuchando "Into oblivion" en bucle. Produce en mi una hipnosis de la que no puedo ni quiero salir. A través de la intimidad impuesta por mis iPods que me aíslan del mundanal ruido de la ciudad que despierta, camino entre el frío de la mañana con la voz de John Serrano instalándose en mi subconsciente. Sintetizadores que me producen desazón, una dualidad vocal que me transmite dolor cuando se muestra oscura, esperanza cuando resurge melódica pero desesperada. "Into oblivion" me transmite lucha, la necesidad imperiosa de autoinmolarse justo antes de renacer cual Ave Fenix. Intuyo pasajes góticos que conectan de forma natural con esas influencias del sonido electrónico de los primeros ochenta que era capaz de exorcizar la pista de baile.

Vuelvo a pulsar el play - he perdido ya la cuenta de las veces - y puedo imaginar con claridad al ángel y el demonio que tiran con fuerza de la cuerda, cada uno para su lado dentro de su cabeza. Musicalmente me evoca esperanza, lo reconozco, esas secuencias iniciales contrastan con la oscuridad de una voz que pretende cerrar la puerta al Reino de Oz. La capacidad vocal de John Serrano consigue que el paso de un registro a otro parezca tan sencillo que eres capaz de discernir la dificultad implícita en ello. "Into Oblivion" sería la sintonía perfecta de una banda sonora, seguramente la de la lucha sin cuartel de John contra sus demonios, pero también la de su victoria final.

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