ROBIN MCAULEY - Alive
Quizás porque en estas últimas semanas he sentido cerca el dolor de la partida, ese que envuelve el último adios. Situaciones en los que ni tan siquiera la riqueza del léxico es capaz de encontrar palabras que reconforten sin sonar manidas e improvisadas. Por eso me parace tan maravilloso que Robin McAuley llame “vivo” a su nuevo disco. El vocalista vuelve con nuevo disco en solitario. Con su propia carrera se maneja habitualmente por sendas muchas más melódicas que en sus últimas apariciones junto a Michael Schenker -aquí tenéis de frente a un firme defensor de la etapa conjunta de ambos- o de ese proyecto junto a Matt Starr, Reb Beach y Jeff Pilson llamada Black Swan y que han lanzado ya dos discos de hard rock de clara inspiración en los 80 que personalmente me han gustado muchísimo.
No voy a negar, porque además si revisáis algunas de mis entradas sobre discos editados por Frontiers Records lo podéis comprobar fácilmente, mi inicial resquemos cuando aparece el nombre de Alessandro Del Vecchio, no porque dude de sus facultades sino porque suelo percibir una cierta uniformidad en los proyectos donde anda metido. Esta vez, McAuley ha optado por dar aldis o un tono más rockero y potente que el que dominaba en su anterior disco, “Standing on the edge” de hace apenas un par de años. Junto a Del Vecchio al bajo, Nicholas Papapicco a la batería y Andrea Seveso a la guitarra quien por cierto me ha encantado su trabajo a las seis cuerdas durante toda la grabación aportando ese toque de fuerza característico junto a un McAuley que a sus 70 años se muestra en un gran estado de forma.
Lo que son las cosas, no me termina de enganchar la canción que da nombre al disco y que además fue de los primeros adelantos que nos plantaron frente a la cara, pero me rindo y engancho ante otras como “Stronger than before”, fantástico solo y ese riff, “My only son”, “Dead as bone”, “Who I am” que me recuerda los tiempos de McAuley Schenker Group o “Feel like hell”. Estoy disfrutando mucho con “Alive”, sus guitarras que incido que me parecen brutales y el característico registro de McAuley que lo reconoces enseguida.
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