SANDFORD MUSIC FACTORY - Altospeaker

En que momento de tu vida encuentras el punto de no retorno, ese que bloquea cualquier intento por volver atras y vandaliza el simple pensamiento de retirada. No todo el mundo es capaz de dar ese paso adelante aunque sea para confirmar el modo y manera de ver las cosas, la confirmación de la fe en estar emprendiendo el camino correcto a pecho descubierto. La gloria es el nombre perfecto para un bar con una gran terraza no para el desafio de tratar de vencer en la vida incluso perdiendo porque hay más de victoria en una derrota que en cualquier título que no conduzca a ninguna parte. Nunca es tarde porque hasta los mas férreos cerrojos los termina oxidando el tiempo y la falta de uso. La codicia nunca fue buena consejera, pero el conformismo tampoco por mucho que se empeñen en demostrarnos con hechos palpables pero manufacturados para tal fin de que podría ser peor. Y no por ello trato de convencer a nadie ya que entonces sería como esos falsos prestidigitadores a los que señalo con el dedo,  el medio a ser posible. Vive y cree en lo que haces.

Creo en la fuerza que me insufla el poder de una guitarra distorsionada. Estoy convencido de que Sandford Music Factory tienen fe en lo que hacen y eso lo escupen mis altavoces cuando suenan las canciones de este “Altospeaker”. Frente a sus ventanas aulla el mar pero en el corazón de sus altavoces reina un rocoso desierto de riffs gigantes. Sandford Music Factory veneran aquellos 90 que marcaron quizás a la última generación del rock and roll. Sandford Music Factory colocan sus ofrendas en una mesa donde podrían sentarse a la última cena Soundgarden y Kyuss junto al resto de apóstoles que os vengan realmente en gana. Una canción como “Chains” vale un reino del que despojar a sus monarcas, mandarlos a galeras y dar el poder al pueblo del rock and roll representado en la fuerza innata de dicha canción. “Altospeaker” es un disco de porte sobrio, su portada, su diseño. Las cadenas caen una vez que comienza la herejía de los vatios en libertad. Después de aquel fantástico “Jofre” donde nos ofrecían la desnudez íntima del formato acústico, su regreso viene con grosor. ¡Fantástico!.


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