VIVA SANTO FEST! 08/04/23. BURNING/THE ELECTRIC ALLEY/BOURBON/LOS FARELLI


Si crees que la música consiste tan solo en las canciones, tal vez este no sea el lugar más indicado para ti. Si piensas que un concierto es única y exclusivamente observar lo que ocurre sobre el escenario, quizás andemos por caminos diferentes aunque llegue un punto donde terminemos encontrándonos. Por supuesto las canciones son lo más importante, la actriz principal de la función, pero también es vital aquello que ocurre a la misma vez a su alrededor. Abrazar, saltar, gritar, brindar por hoy que dentro de un rato no sabremos que pasará. Encontrar viejos rostros mezclados con otros más recientes. Conocer gente sin importar si en el momento que suba al escenario el próximo grupo las olvidaras o por que no, te  acompañaran otras tantas veces. Dejarte la voz cuando suena esa canción, la más maravillosa del mundo aunque no tenga ni una puñetera reproducción en Spotify. Bailar agarrado a tu chica y aspirar el perfume de su piel como si fuese la droga más preciada del universo. Tener pensamientos impuros al ritmo de una guitarra en la complicidad de la noche. Destapar el corazón para que no termine en conserva. Desterrar las lagrimas durante el tiempo suficiente para conservar el brillo en los ojos. No importarte si en las sombras todos los gatos son pardos. Vivir como si fuera la última, negarte a sobrevivir como un naufrago agarrado al tablón de la monotonía, soñar con tener suerte durante  un instante. Tatuar en tu piel: ¡Pon una más!. 



Esto y mucho más viví una noche de sábado en Sanlucar de Barrameda. Levantado desde las cinco de la mañana. Póngame algo de comer y un par de cervezas que son ya las cuatro de la tarde. No existen los héroes de la clase obrera pero si música que nos haga bailar y mandar todo a tomar viento. Gente, mucha gente. Casi mil personas acudiendo al reclamo de un festival que toma el camino del asentamiento, de los cimientos bien clavados y el sueño de: “con esta despegamos”. Nunca es demasiada gente. Calor, bendito Sur del Sur donde las cinco de la tarde reclama su ración de sudor . Suben Los Farelli al escenario. Al día siguiente es Domingo de Resurrección pero estos tipos con su rock and roll directo y canalla son capaces de hacerte volver a la vida aunque no creas en la vida eterna. Jugando en casa y desterrando aquello de no ser profeta en tu tierra. Pégale fuerte Pete, que Joe te acompañe aunque algún problema se haya insinuado antes de comenzar el show. La temperatura aprieta y ellos la hacen subir aún mas. Ve tú a la barra que yo no quiero perderme ni un solo instante. Como siempre y por fortuna, Los Farelli son una victoria por goleada.



Visita obligada a boxes, cambia el agua al canario y vuelve a llenar el depósito que la tarde se antoja larga y la noche aún está por llegar. DJ Cherni ameniza la espera mientras el pulular de personal por un lado y otro del amplio teatro sanluqueño es constante. La música que el disc-jockey hace sonar mantiene a la gente caliente y expectante, un acierto sin duda su elección, otra más  de una organización que no muestra a primera vista costuras ni fisuras sino todo lo contrario. Suben Bourbon al escenario. Estos tipos deberían estar predestinados a mayores sendas de las que transitan. Si hay justicia les tiene que llegar su oportunidad. Sobre el escenario se muestran sobrios, atraen las miradas y conquistan los sentidos. Sus canciones reclaman un plus de atención necesaria para no perder detalles, un punto de lucidez para ser capaz de perderse en ellas. No pierden los destellos del rock más clásico pero cada vez se explayan más en la personalización de su propuesta, un riesgo que merece la pena correr aún sin saber si al final habrá recompensa.



La noche se resiste a llegar por mucho que añore su complicidad. No miro el reloj porque lo castigué al destierro de un cajón hasta el próximo lunes cuando los números de su pantalla vuelvan a tener una mínima importancia en mi existir. Desconozco si la suerte existe, creo más bien en el estado de gracia y eso es algo de lo que en estos momentos The Electric Alley pueden presumir sin rubor alguno. Ya me volaron la cabeza hace escasamente un par de meses así que venía preparado para volver a rendirme sin remisión a la más mínima de cambio. Y saben bien todos los dioses del Rock and Roll que esta gente posiblemente estén en ese ahora o nunca que se presiente aunque no venga firmado en ningún papel. La naturalidad con la que dominan un escenario que saben suyo durante todo el tiempo en que se encuentran sobre él es algo que no todo el mundo es capaz de conjugar con acierto. Si de postre te plantan frente a la cara un fabuloso "Cowboy song" de Thin Lizzy pues solo puedes apartar con disimulo esa lagrima que corre por tus ojos debido a la emoción. 



Llegó el momento. Cayó el día y se encendió la luz. Podemos entrar en vanas discusiones sobre la idoneidad o no, que cuestionen cuantos miembros originales son necesarios y todo aquello que seas capaz de poner sobre la mesa. Esta noche no. Ahora si que mandan las canciones porque son historia, la tuya, la mía y la de mucha gente que estaba alrededor. Johnny Cifuentes. Verbo y carne del Rock and Roll de este país, artífice de unas lecciones de vida revestidas entre acordes que nos han enseñado a vivir a varias generaciones. Orgullo de barrio, de no ser como pretenden que sean. Acércate que la noche refresca y quiero bailar a tu lado. El escenario está poblado de unos músicos brutales, aunque todas las miradas se centren en él, que pasea chulesco de su teclado al micro y viceversa mientras nos vuelve loco, mientras nos dejamos llevar por unas letras que llevamos tatuada en la piel, el alma y el corazón. Todos tenemos nuestras favoritas y son tantas que siempre alguna se queda sin sonar. Sanlucar de Barrameda se convierte en la Elipa durante dos horas. Deja que esto no acabe nunca, y no solo me refiero a lo que está ocurriendo sobre el escenario. Sabemos que va a ser una noche inolvidable. Agárrate a mí, que esto llega a su fin y     quiero que bailemos pegados mientras suena "Una noche sin ti". No han dado las seis de la mañana ni estamos sintonizando a los Stones, pero si que recordamos a nuestros queridos Toño, y Pepe Risi que seguramente se ríen desde allí donde estén viendo lo felices que sus canciones nos siguen haciendo. ¡Y que nos duren muchos años Burning y el Viva Santo Fest!.

Comentarios

javistone ha dicho que…
Fantástico, Carlos. Un texto para tatuárselo.
Gran, gran jornada.